La actriz Isabella Rossellini fue muy codiciada por las marcas de ropa y cosméticos para sus publicidades en los años 80 y 90. Ahora, con 65 años volvieron a solicitarla, algo que demuestra como de a poco el mundo se ha aggiornado y promueve la belleza real y auténtica. “Estoy muy feliz de que ahora haya esta evolución a la hora de dirigirse a las mujeres, de que ya no se trate de ‘¡tienes que parecer joven!’”, valora.
Con la edad, Rossellini cuenta que se siente como su madre, la estrella de cine sueca Ingrid Bergman. "Sé que ella, como yo y muchas otras actrices y modelos, comenzó a trabajar menos a medida que envejecía, y eso le dolía porque le encantaba", confesó. Per ¿qué es envejecer bien? La actriz la tiene clara y enumeró varias de sus opiniones con respecto a la belleza.
"Desde que era una niña, siempre he usado crema para la cara. Uso un contorno de ojos, una crema para la cara y después protector solar. En invierno, cuando el día está gris, tiendo a olvidarme, pero esta temporada me he vuelto muy disciplinada con la protección solar”, explicó sobre el cuidado que hace de su piel en un reportaje para Vogue.
Es algo natural que con el paso del tiempo aparezcan líneas de expresión y arrugas. Esto ocurre porque con la edad la división celular se vuelve más lenta lo que genera que todos aquellos elementos que mantienen a tono la piel, como las fibras de colágeno, disminuyan en cantidad y calidad y el tejido se afloje. Por eso es necesario cuidar el cutis.
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En cuanto a recorrer al bisturí, no lo ve como una alternativa para ella al sostener: "Mi opción es no hacerme nada, pero es mi opinión. Creo que es una elección muy personal, y si alguien quiere hacerlo, no estoy en contra. Pero yo nací con una deformidad en la columna vertebral y tuve que pasar por varias operaciones muy dolorosas, por lo que la idea de volver a un hospital para operarme me aterra”.
Asimismo, especificó que a su parecer el bótox lo que hace es paralizar el músculo y teniendo en cuenta que ella posee una granja orgánica no sería capaz de conciliar eso con un “veneno” en el cuerpo.
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Otra de las cosas que defiende es pensar de forma positiva. "En parte es natural en mí, creo que nací feliz”, indica. La ciencia demostró que la felicidad y la mortalidad no tienen relación directa, pero sí que reduce el estrés, sentimiento que tiene consecuencias negativas para la salud.
