El estrés laboral es una de las dificultades más comunes de cualquier trabajador, pero llega un momento en el que ese estrés da un salto a otro estadio: estar quemado, el conocido “burnout”.
Según el Observatorio de Riesgos Psicosociales de la Unión General de Trabajadores (UGT) de Madrid, el burnout se relaciona con el desgaste emocional (decaimiento constante, irascibilidad), el insomnio, la ansiedad (inquietud, excitación, inseguridad o todas ellas), los problemas intestinales, los musculoesqueléticos, el mayor consumo de alcohol u otras sustancias estupefacientes y, por supuesto, la baja autoestima.
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Los afectados por el burnout pueden aislarse, estar distraídos, procrastinar, sentirse inquietos o tener pensamientos negativos. Suelen exhibir fragilidad emocional y estar tristes o desmotivados. Se comparan con otras personas y cambian de hábitos alimenticios, de patrones de descanso y descuidan su higiene y arreglo personal.
“En muchas ocasiones, pasa inadvertido hasta el momento en que su efecto sobre cuerpo y mente es ineludible y, cuando se instala definitivamente, puede dar lugar a una serie de problemas de salud mental que revisten entidad clínica, como la depresión mayor o los trastornos de ansiedad, requiriéndose tratamiento especializado”, subraya el doctor Joaquín Mateu Mollá, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y docente de VIU – Universidad Internacional de Valencia, España.
Estrés laboral y síndrome de burnout no deben confundirse
De acuerdo con Eunice Itzel Valle Arteaga, subdirectora médica del Hospital de Psiquiatría Morelos de la Ciudad de México, el estrés laboral y el síndrome de burnout no deben confundirse, pues mientras que el primero es producto de la presión excesiva en el entorno de trabajo, el segundo es precedido y generado por periodos repetidos de estrés laboral.
De acuerdo con la doctora Ingrid Vargas, médica psiquiatra, maestra y doctora en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México, hay factores que predisponen al burnout, como la falta de capacitación o la sobrecalificación para cierto cargo; tener una personalidad hiperperfeccionista, hiperexigente o necesitada de reconocimiento; atravesar problemas personales o trabajar en espacios conflictivos.
Las medidas preventivas frente al síndrome de burnout son similares a aquellas necesarias para manejar situaciones de estrés laboral. Para conseguir revertir una situación de “trabajador quemado” es crucial identificar y modificar las condiciones de trabajo que lo han producido, y en casos de exposición prolongada puede ser necesaria una reubicación del trabajador, un asesoramiento psicológico o acompañamiento en el puesto para rectificar los hábitos adquiridos.
“El estrés se convierte en una constante cuando los trabajadores no tienen claro cuándo termina su horario laboral, cuando se espera que sigan trabajando después de su hora de salida o cuando se les pide que estén disponibles a todas horas. En cambio, si se respeta su horario de trabajo, estos tendrán más tiempo para descansar y relajarse, lo que les ayudará a ser más productivos al día siguiente”, concluye la experta.