La degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), es una de las principales causas de ceguera en adultos mayores de 65 años. Aproximadamente el 90 por ciento de los pacientes con DMAE tienen la forma seca.
“La degeneración macular produce una disminución gradual de la visión central. Es una enfermedad degenerativa e inflamatoria del ojo. En el consultorio, la vemos como una cicatriz retinal con múltiples variantes”, explica Gastón Gómez Caride (M.N. 112.991) que se especializa en tres grandes áreas de la Oftalmología actual
- la cirugía de cataratas
- la cirugía vitreorretinal
- la parte central de la visión, la mácula.
Perder la visión central puede hacer más difícil ver caras, manejar un auto, leer y hacer trabajos de cerca como cocinar o arreglar cosas en el hogar.
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El experto detalla que los cambios en la agudeza visual o en la calidad de la visión son de manera gradual tanto en una maculopatía seca como en una maculopatía húmeda, ofreciéndole a los pacientes tratamientos adecuados para cada una de ellas. “Se recomienda una consulta con un oftalmólogo especialista en retina al menos una vez por año en caso de tener antecedentes familiares”, indica.
Una de las señales de la aparición de DMAE seca es la aparición de pequeños puntos amarillos bajo la retina que se denominan drusas.
El sistema de aplicación de luz para mejorar la agudeza visual
“La fotobiomodulación permite un tratamiento basado en la aplicación de luz en las células de la retina que mejora la producción de energía y trata la inflamación, isquemia y disfunción metabólica que caracteriza a la DMAE”, describe Virginia Zanutigh (M.N. 57.693) oftalmóloga, consultora especialista en glaucoma, maculopatía y lesiones vasculares de retina.
La terapia de fotobiomodulación implica el uso de fuentes luminosas que incluyen láseres, diodos emisores de luz (LED) y luz de banda ancha, que emiten luz visible y casi infrarroja para producir cambios fisiológicos en células y tejidos, y dar lugar a beneficios terapéuticos.
Es un tratamiento inocuo y sin efectos colaterales. Tampoco requiere preparación previa ni utilización de anestésicos.
“El efecto fotoquímico proporciona a los médicos una solución para una enfermedad con opciones de tratamiento limitadas”, reconoce Zanutigh. Mediante un promedio de nueve sesiones de aproximadamente cuatro minutos para cada ojo, se emiten tres longitudes de onda distintas que producen una respuesta positiva de los tejidos revitalizando las células y permitiendo un entorno más estable. Como consecuencia los pacientes tratados muestran:
- Mejor agudeza visual.
- Mejor sensibilidad a los contrastes.
- Reducción del volumen de las drusas centrales.
“El sistema de aplicación de luz puede ser una oportunidad de tratamiento seguro y no invasivo para los pacientes con DMAE seca con opciones limitadas”, indica Gómez Caride y agrega: “Hasta ahora, dábamos vitaminas porque no había mucho más para ofrecer”. A los seis meses y según el criterio médico, podrían repetirse las sesiones.
“Si bien es una nueva tecnología y estamos teniendo resultados, no está indicado en todos los pacientes y faltan más resultados a nivel mundial por ser una terapéutica joven”, aclara Gómez Caride.
