A todos nos pasó más de una vez de “necesitar algo dulce” después de comer, ya sea la cena o el almuerzo. Si bien muchos creen que puede ser un simple capricho, en realidad, esas ganas tienen una explicación científica.
Por lo general, esta necesidad de un dulce se relaciona con los mecanismos de recompensa del cerebro, que se activan cuando consumimos alimentos que nos brindan placer.
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Sin embargo, este deseo de algo dulce puede tener más que ver con cómo nuestro cuerpo regula los niveles de azúcar y cómo respondemos a los estímulos emocionales.
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Por qué necesitamos algo dulce después de comer
- Respuesta a la insulina: después de comer, los niveles de azúcar en sangre aumentan, y el cuerpo libera insulina para equilibrar estos niveles. En algunas personas, después de la digestión, el nivel de azúcar en sangre puede descender rápidamente, lo que desencadena una sensación de antojo de alimentos dulces, ya que el cuerpo busca restablecer los niveles de glucosa. Este fenómeno se conoce como “hipoglucemia reactiva”, y es la razón por la cual muchas personas sienten que necesitan algo dulce para “recuperar energía” después de comer.
- Liberación de dopamina: el cerebro responde a los alimentos dulces al activar los centros de placer en el sistema nervioso. El azúcar provoca la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Por esta razón, comer algo dulce después de una comida puede generar una sensación de bienestar, similar a la de otras actividades placenteras.
- Patrones de comportamiento: desde un punto de vista emocional, muchas veces este deseo de algo dulce puede estar relacionado con patrones de comportamiento aprendidos desde la infancia. La comida dulce, en muchas culturas, se asocia con momentos de celebración y satisfacción.