A modo de reinvención, las magdalenas empezaron a llamarse cupcakes y, con el nuevo nombre, adquirieron un mayor nivel de exquisitez. Ya no solo era importante el relleno y la forma, sino también toda su apariencia. La repostería las modeló hasta que se vendían con temáticas, perlas comestibles y un sinfín de otros ingredientes. Una moda que duró poco.
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La tostada va por el mismo camino y quiere destronar a su amiga redonda. Una de las formas en las que empezó a ganar popularidad este clásico de las mañanas fue con palta para desayunar. Pero después de recibir elogios por toda la red, buscó nuevas formas de presentación con ingredientes más saludables y llamativos, desde queso crema, frutas y mermeladas orgánicas.
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Una de las claves para que se venda como nueva delicatessen gourmet es que el pan sea hecho artesanalmente y no de forma industrial. Su tamaño suele ser mayor al del clásico pan lactal, lo que lo hace más saciable dado que con una sola ya se puede llenar el estómago.
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El otro de sus pilares son los ingredientes que la acompañan. La tendencia es usar productos saludables, a ser posible orgánicos, originales, que combinen bien entre sí y que además le aporten una variedad de color que la hagan estéticamente atractiva.
Con la importancia que se le da a día de hoy a la alimentación saludable es muy posible que la tostada sepa como encajar y quedarse por más tiempo que su antecesora.
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