El amor incondicional por la palta quedó demostrado en los último tiempos. Este alimento consigue colarse en cualquier plato y comida, desde los desayunos a las cenas, pasando por los postres y las meriendas.
Que la mayoría de las modelos incluya la palta en sus desayunos podía ser una señal de que cada vez este alimento enamora a más personas, pero la ciencia se encargó de demostrar esa leve sospecha en todo un hecho.
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Un estudio de la Universidad de Yale (Estados Unidos) logró explicar la razón por la que despierta tantas pasiones este alimento verde: su contenido en carbohidratos y grasa. La combinación de ambos factores consigue que sea un producto que produce saciedad por lo que logra que el organismo valore de forma positiva su consumo.
"Esta investigación muestra que cuando se combinan ambos nutrientes, el cerebro sobreestima el valor energético de la comida", expuso una de las investigadoras, Dana Small, al medio Independent.
Sobre la cuestión, explicó: “El proceso biológico que regula la asociación de alimentos con su valor nutritivo evolucionó para definir cuidadosamente el valor de un alimento para que los organismos puedan tomar decisiones adaptativas. Por ejemplo, un ratón no debería arriesgarse a correr hacia el exterior y exponerse a un depredador si un alimento proporciona poca energía".
Los participantes de la investigación se sometieron a escáneres cerebrales mientras se les enseñó fotografías de alimentos familiares que contenían principalmente grasa, azúcar y una combinación de grasas y carbohidratos.
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Los investigadores encontraron que los participantes estaban dispuestos a pagar más por alimentos que tenían grasas e hidratos de carbono. Y, además, este tipo de comida también iluminaba los circuitos neuronales en el centro de recompensa del cerebro en mayor medida incluso que las favoritas de una persona, algo más dulce, que genere más energía o un tamaño de porción más grande.
Son pocos los alimentos que contienen tanto grasas como carbohidratos, son principalmente alimentos procesados. Éstos sólo existen hace apenas 150 años, lo que no es suficiente para que los humanos hayan desarrollado una nueva respuesta cerebral a ellos.
Los investigadores sostienen que estos alimentos en realidad actúan como drogas de abuso en el cerebro. "Un mecanismo por el cual el ambiente alimentario moderno puede promover el comer en exceso es mediante la combinación de grasas y carbohidratos para potenciar la recompensa y por lo tanto facilitar la transición a la respuesta habitual como se observa en las drogas de abuso", indica el estudio.
"En el entorno alimentario moderno que está plagado de alimentos procesados con alto contenido de grasas y carbohidratos como donas, papas fritas de bolsa, barras de chocolate y papas fritas, esta potenciación de la recompensa puede ser contraproducente para promover la sobrealimentación y la obesidad", analizó Small.