En épocas de altas temperatura y humedad es importante que prestemos atención a la conservación de los alimentos que consumimos, ya que se alteran con más rapidez debido a un aumento en la proliferación de microorganismos.
En este contexto, resulta vital extremar los cuidados al momento de preparar, cocinar y almacenar los alimentos para cuidar a nuestras familias y prevenir enfermedades. Se estima que cada año enferman en el mundo unos 600 millones de personas –casi 1 de cada 10 habitantes– por ingerir alimentos en mal estado y que 420 000 mueren por esta misma causa. Cerca de 125 000 son menores de cinco años.
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Mantener la cadena de frío
Es una de las principales recomendaciones de los expertos para evitar contraer enfermedades peligrosas como la Salomonella y la Escherichia Coli. Para los alimentos que deban refrigerarse se recomienda colocar el freezer a una temperatura de entre 0° y -4° lo que permite detener el desarrollo de microorganismos. Para los alimentos que se almacenen en las heladeras la temperatura no debe ser superior a los 5°C. En este punto es también importante, no dejar los productos cuando se utilicen mucho tiempo fuera del frío y evitar abrir la heladera en forma frecuente.
“La falta de conservación de la cadena de frío de productos que contienen huevos, mayonesas o conservas abiertas corren el riesgo de generar una contaminación microbiológica y como consecuencia enfermedades como la Salmonella y la Escherichia Coli”, señaló la licenciada Karina Gonzalez, magister en ingenieria ambiental y coordinadora de la nueva carrera de bromatología de la Universidad de San Pablo T.
Otro hábito que no debe ser dejado de lado es la sanitización de frutas y verduras. En este punto, las frutas y verduras que se consuman crudas deben lavarse y cepillarse con cáscara para extraer su tierra y suciedad superficial y luego ser remojadas en un litro de agua con un vaso de vinagre o bien una cucharada sopera de bicarbonato de sodio por litro de agua. Se recomienda dejarlas en remojo al menos 10 minutos antes de ser enjuagadas y consumidas para lograr una correcta higienización.
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Para los alimentos que no vayan a ser consumidos a la brevedad, se recomienda secarlos o deshidratarlos para eliminar su humedad y evitar la proliferación de las bacterias. El secado, es uno de los mejores métodos de conservación de alimentos porque ayuda a preservar sus propiedades nutritivas y puede realizarse de forma natural con el sol o artificial en deshidratadoras. Para realizarlo al sol, se deben colocar los alimentos cortados en bandejas sobre concreto, patios o azoteas y voltearlos mientras estén al sol por lo menos 1 o 2 veces al día. Los productos deben recogerse por la noche y ser colocados nuevamente al sol en la mañana hasta que queden completamente deshidratados.
“Nos parece importante que todas las familias del país conozcan estas recomendaciones para evitar la proliferación de enfermedades y reducir año a año el número de muertes por el consumo de alimentos en mal estado que es verdaderamente alarmante”, concluye González.