Una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports encontró que las personas con niveles elevados de lipoproteínas de baja densidad (LDL), conocidas como “colesterol malo”, presentan mayor inflamación en su tejido adiposo. Esta inflamación se asocia directamente con alteraciones en el metabolismo de azúcares y grasas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Omega-3, un aliado contra la inflamación y el colesterol
El equipo de investigadores descubrió que la suplementación con omega-3, extraído del aceite de pescado, inhibe los efectos inflamatorios del LDL. Además, mejora el metabolismo de carbohidratos y grasas, reduciendo los factores de riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
“El omega-3 es una opción accesible y efectiva para tratar la inflamación y prevenir complicaciones metabólicas en personas con altos niveles de colesterol LDL”, señalan los autores del estudio. La suplementación con omega-3, disponible sin receta médica, podría constituir una estrategia muy eficaz para tratar la inflamación del tejido adiposo y prevenir las enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, especialmente en personas con niveles elevados de LDL.
Los omega-3 se encuentran principalmente en alimentos de origen marino y vegetal:
- Fuentes marinas: pescados grasos como salmón, caballa, sardina, arenque y atún, así como mariscos y crustáceos.
- Fuentes vegetales (ALA): semillas de lino, chía y cáñamo, nueces, aceite de soja y canola y vegetales de hoja verde (aunque en menor cantidad).
La diabetes tipo 2 afecta a más de 529 millones de personas en el mundo y es una de las principales causas de discapacidad. A largo plazo, puede derivar en enfermedades cardiovasculares, renales y oculares. A pesar de esto, la mayoría de las personas no consume suficiente omega-3 (EPA y DHA), lo que podría ser clave en la prevención de estas afecciones.
Detalles de la investigación
El estudio, liderado por la Dra. May Faraj, analizó a 40 voluntarios sanos durante un período de seis años. De ellos, 33 completaron una intervención de 12 semanas tomando 2,7 gramos diarios de omega-3 (EPA y DHA) de aceite de pescado. Esta dosis está dentro del rango recomendado por Health Canada.
Los principales hallazgos fueron:
- Mejora en la secreción de insulina en respuesta a la glucosa.
- Reducción de la inflamación en el tejido adiposo.
- Disminución del vínculo entre la inflamación, los factores de riesgo de diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
El estudio confirma que la suplementación con omega-3 no solo ayuda a reducir la inflamación del tejido adiposo, sino que también contribuye a prevenir enfermedades graves como la diabetes tipo 2 y las dolencias cardiovasculares. Este enfoque simple y accesible podría marcar la diferencia en la salud de millones de personas en riesgo.
(*) León E. Litwak (M.N. 40.398), profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital.