En la Argentina, nacen más de 40 bebés por día con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), que es la alergia alimentaria más frecuente en nuestro país. Esta alergia es causada por un “error” en el sistema inmunológico, que reacciona contra una de las proteínas de la leche, a menudo específicamente a la leche de vaca.
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Sin embargo, persisten mitos y conceptos erróneos en torno al consumo de leche y su impacto en las alergias. El doctor Yossi Rosman, especialista en medicina interna, alergias, asma e inmunología clínica en Rambam Health Care Campus, de Israel, desmiente algunos mitos y arroja luz sobre lo que realmente se necesita saber sobre el tema.
- ¿Puede la madre de un bebé con alergia a la leche comer lácteos o amamantar a su hijo?: “Incluso si se diagnostica que el recién nacido es alérgico a la leche, eso no impide que la madre lo amamante o consuma productos lácteos ella misma”, explicó Rosman.
- ¿Puede ser peligroso exponer la piel a la leche o simplemente oler la leche?: “Hasta el día de hoy, no ha habido casos documentados de ninguna reacción peligrosa a la exposición de la piel a la leche o al olor de la leche. Sin embargo, el olor puede causar irritación en las personas alérgicas a la leche, y la exposición de la piel, como besar los labios con residuos de leche, puede provocar un enrojecimiento localizado”, dijo Rosman.
- ¿Puede desaparecer la alergia a la leche?: “Un alto porcentaje de personas alérgicas a la leche supera la alergia a la edad de cinco años. Por lo tanto, es importante que los niños alérgicos sean monitorizados de cerca por los médicos, de modo que sea posible intentar identificar cuándo la alergia ha disminuido”, explicó Rosman.
Alergia a la proteína de leche de vaca, la más frecuente en lactantes y menores de dos años
Las personas con sensibilidad a la lactosa pueden consumir productos lácteos sin lactosa o tomar pastillas de lactasa, que contienen la enzima faltante, antes de consumir productos lácteos, para superar su sensibilidad.
Rosman enfatizó que los niños con eczema o con familiares que tienen antecedentes de atopia (la tendencia genética a desarrollar alergias) tienen un mayor riesgo de desarrollar alergias alimentarias, incluida la alergia a la leche. Además, los estudios sugieren que la exposición temprana a la leche puede reducir la prevalencia de la alergia en los bebés con mayor riesgo.
Sin embargo, la exposición constante y regular a los productos lácteos es crucial. Desde el momento en que se toma la decisión de exponer al bebé a un sustituto de la leche o a la leche, la exposición debe continuar de manera constante, en combinación con la lactancia materna, al menos una vez al día.
En el caso de cualquier síntoma de alergia después de la exposición a productos lácteos, se recomienda consultar a un médico general o especialista en alergias. En casos graves, se sugiere buscar atención médica inmediata en el centro médico de emergencia más cercano.