Investigadores de la Universidad de Columbia Británica hicieron un descubrimiento médico revolucionario que podría cambiar la forma en que las personas con diabetes administran su insulina.
El equipo les dio tabletas orales a ratones y halló que la insulina es absorbida de la misma manera que la inyectada. Los investigadores esperan que con más tiempo, financiación y colaboradores, el proyecto pueda extenderse a ensayos en humanos. La investigación fue publicada en la revista Nature Scientific Reports.
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“Estos emocionantes resultados muestran que estamos en el camino correcto en el desarrollo de una formulación de insulina que ya no necesitará ser inyectada antes de cada comida, mejorando la calidad de vida, así como la salud mental, de más de nueve millones de diabéticos tipo 1 en todo el mundo”, dijo Anubhav Pratap-Singh, profesor asistente de la facultad de tierras y sistemas alimentarios de la UCB e investigador principal del proyecto.
Las compañías farmacéuticas han estado tratando de crear una pastilla de insulina efectiva, capaz de reemplazar múltiples inyecciones diarias, durante años, pero hasta ahora ni los más expertos lo lograron.
Insulina oral, el desafío
El problema es que la insulina es un medicamento particularmente difícil de tomar por vía oral: es una proteína, y la gran mayoría de ella se descompone fácilmente en el estómago y los intestinos mucho antes de que llegue al hígado, donde se la necesita.
“Para la insulina inyectada, generalmente necesitamos 100iu (cantidad de una sustancia que tiene cierto efecto biológico) por inyección”, explicó Yigong Guo, un candidato a doctorado que trabaja en el proyecto y primer autor del estudio. “Otras tabletas tragadas que se están desarrollando que van al estómago podrían necesitar 500 ui de insulina, que en su mayoría se desperdicia, y ese es un problema importante que hemos estado tratando de solucionar”.
Entonces, en lugar de desarrollar una píldora normal para que los pacientes la traguen, los investigadores tomaron un rumbo diferente: diseñaron una tableta que se disuelve entre la encía y la mejilla.
En lugar de administrar insulina en los intestinos de las ratas, este método hizo uso de la mucosa bucal: la membrana delgada en el revestimiento de la mejilla interna y la parte posterior de los labios.
Esta área está llena de pequeños capilares, lo que significa que el medicamento puede evitar el sistema digestivo por completo e ir inmediatamente al torrente sanguíneo. Desde allí, se puede llevar al hígado sin acumularse o descomponerse en el intestino.
Y funcionó: “Incluso después de dos horas, no encontramos insulina en los estómagos de las ratas que probamos”, señaló Guo. Todo estaba en el hígado y este es el objetivo ideal para la insulina, es realmente lo que queríamos ver”.
Esa no es la única ventaja que tienen estas tabletas solubles sobre los esfuerzos anteriores. La insulina administrada por píldoras tragables se pierde principalmente en el tracto digestivo, pero algo se transmite. El problema, aparte de la gran cantidad desperdiciada en el camino, es que lo hace muy lentamente.
Sin embargo, “similar a la inyección de insulina de acción rápida, nuestra tableta de administración oral se absorbe después de media hora y puede durar entre dos y cuatro horas”, dijo Alberto Baldelli, investigador principal del laboratorio de Pratap-Singh.
Incluso más allá de estos efectos específicos para la salud, hay beneficios más prosaicos para el desarrollo de una tableta de insulina oral. Pratap-Singh cree que el nuevo tratamiento, en caso de que tenga éxito en ensayos en humanos, podría tener un impacto importante en el costo, la sostenibilidad y la accesibilidad del medicamento.
