Entre los numerosos factores que influyen en el sueño y el descanso, están la calidad del colchón, la temperatura del dormitorio y las posturas que adoptamos para dormir. Pero a esto también se suma la calidad de la almohada o, incluso, la opción de dormir sin ella. No es necesario llegar al extremo de levantarnos con dolor de cuello o de espalda para darle al tema el valor que merece.
La almohada es uno de los complementos que más puede ayudarnos a conciliar el sueño y dormir bien toda la noche y, quien tiene una buena almohada lo sabe por experiencia. Pero, ¿cuál es el modelo que mejor se adapta a nosotros? ¿Cómo deben ser los materiales, formas y tamaños de la almohada?
Las personas que siempre duermen con antifaz, que no pueden pegar un ojo si no está la persiana de la habitación baja del todo o que necesitan dormir desnudas para estar más cómodas y descansar mejor sabrán que el descanso es algo tan personal que prácticamente hay tantos gustos y manías como personas que duermen bien. Lo mismo ocurre con las almohadas y, para elegir la mejor opción, no sólo hay que fijarse en su tamaño o en su forma.
Según la Fundación del Sueño, a la hora de elegir almohada influye nuestro cuerpo, la posición en la que dormimos e, incluso, características especiales de nuestro estado de salud y encontrar el modelo que mejor se adapte a nosotros, ayudará tanto como la elección del colchón. A la hora de la elección, querremos una almohada que se sienta cómoda y mantenga la cabeza, el cuello y la columna en una alineación saludable, dijo el psicólogo y experto en sueño Michael Bleus, quien recomendó considerar los materiales, la altura y la firmeza de una almohada para determinar si se adapta bien a las preferencias personales.
Tipos de almohadas
Entre las diferentes clasificaciones que se pueden hacer de almohadas, la Fundación del Sueño recomienda que la elección sea, principalmente, por la postura que adoptamos al dormir. De este modo, si dormimos boca abajo, la almohada debe ser muy fina, incluso, podría resultarnos más cómodo dormir sin ella, ya que evitaremos el exceso de flexión en el cuello. Sin embargo, si estamos acostumbrados a dormir de lado o boca arriba, es más recomendable que elijamos una opción más alta, cuyo grosor equivalga, más o menos, a la misma distancia entre el hombro y el rostro para ganar comodidad y mantener la columna recta.
“No hay un respaldo científico para afirmar que sea mejor dormir con almohada o sin almohada porque se trata de un gusto personal. Pero, sí es verdad que la postura a la hora de dormir, dependiendo de si nuestras vías respiratorias están libres o no, determinará si es más probable que haya ronquidos o apnea. Lo mismo ocurre con la fisiología de cada persona”, señaló Jana Fernández, consultora y divulgadora especializada en bienestar y descanso.
Otro requisito de especial importancia para que una almohada sea cómoda es su relleno. Los materiales con los que se fabricó son tan importantes como los materiales de nuestras sábanas o pijama, ya que la almohada está en contacto directo con nosotros mientras dormimos.
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La Fundación del Sueño recomienda elegir almohadas de espuma viscoelástica triturada. Esto se debe a que son las que mejor se adaptan, ya que suelen tener una firmeza ajustable. Además, la espuma triturada crea una superficie mullida y adaptable para la cabeza y el cuello, ya que brinda una amortiguación profunda, permite agregar relleno, o por el contrario quitárlo para adaptar su firmeza a gusto. También se trata de un material transpirable que promueve la circulación del aire y tiene propiedades que absorben la humedad para mantenerte fresco y seco durante la noche.