El sueño es fundamental para nuestra salud, no sólo para recuperarnos de la fatiga del día, sino porque durante el descanso se activa en mayor medida nuestro sistema inmune y se desarrolla una serie de procesos clave para el organismo. Normalmente, este reposo se hace coincidiendo con la noche, aunque también es costumbre tener un breve descanso a mitad del día: la siesta.
La hipersomnia es un trastorno del ciclo de sueño-vigilia normal en el que se produce una excesiva necesidad de dormir durante el día sin causa aparente que lo justifique o en el que el sueño nocturno se alarga excesivamente llegando a las diez horas o más. Para considerar que se trata de hipersomnia, la alteración del sueño debe mantenerse como mínimo un mes.
Se trata de un trastorno de origen desconocido, en el que los pacientes no muestran diferencias en el sueño a nivel neuronal. Presenta una baja incidencia en la población general –entre el 0,5 al 5% de los adultos–, afectando por igual a hombres y mujeres, explicó el psicólogo español Juan Moisés de la Serna.
Además, el profesional manifestó que el inicio de esta condición es temprano, normalmente entre los 15 y los 30 años, y, si no se realiza un diagnóstico y tratamiento adecuados, se puede volver crónica, aumentando su frecuencia y el número de horas en las que duerme el paciente.
Síntomas de la hipersomnia
La manifestación más destacada y evidente de la hipersomnia, también denominada somnolencia prolongada o adormecimiento diurno excesivo, es precisamente el aumento significativo del número de horas que pasa el paciente durmiendo; ya sea porque su sueño nocturno se prolonga más allá de las ocho horas recomendadas en adultos, o porque también duerme unas cuantas horas durante el día a pesar de haber descansado suficiente por la noche.
Si no se realiza ningún tipo de intervención terapéutica para corregirlo, este trastorno se va volviendo crónico y el afectado aumenta progresivamente las horas dedicadas a dormir, y puede pasar de echarse una breve siesta, a tres, cinco, o más episodios diurnos de sueño, pudiendo llegar a permanecer dormido durante más horas de las que está despierto.
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Aunque, en principio, esto no parece tener ninguna consecuencia sobre la salud del paciente, la hipersomnia sí va a afectar de forma importante a otros ámbitos de la vida como el laboral, el social, e incluso el familiar, que se van a deteriorar en función del aumento de horas de sueño o el número de ocasiones en que el paciente duerme durante el día.
De hecho, la pérdida del trabajo puede ser una de las consecuencias más graves a nivel profesional, pero también puede sufrir un accidente de tráfico mientras conduce, ya que la somnolencia aparece especialmente cuando se realizan tareas monótonas como conducir, o estar sentado en la silla de la oficina, haciendo así más probable que el paciente se duerma; en cambio las actividades que requieren de mayor esfuerzo físico lo mantienen despierto pero le agotan.
Distinguir la hipersomnia
Las manifestaciones que indican una somnolencia excesiva se tienen que mantener como mínimo durante un mes para poder establecer el diagnóstico de hipersomnia y, además, hay que distinguir este trastorno del sueño de otros que pueden presentarse con sintomatología parecida como:
- La simulación, donde existe una intención de engañar para obtener algún beneficio o para evitar alguna obligación, simulando la persona un sueño excesivo a pesar de que no lo sienta.
- La holgazanería y la pereza, que hacen que la persona presente una tendencia a no querer trabajar y a postergar las tareas sin causa que lo justifique.
- La hipersomnia secundaria, provocada por la ingesta de alguna sustancia o medicamento, o motivada por alguna enfermedad como en el caso de algunos cánceres.
- El síndrome de Kleine-Levin también denominado el síndrome de la bella durmiente, donde además de hipersomnia se da también una hiperfagia (alimentación compulsiva y excesiva), hipersexualidad, y algunos trastornos cognitivos y del estado de ánimo.
Todas estas manifestaciones tienen que ser evaluadas y descartadas por el especialista antes de poder dar un diagnóstico de hipersomnia y establecer el tratamiento correspondiente para superarlo.
Tratamiento de la hipersomnia
Para tratar la hipersomnia y siempre que así lo estime el especialista del sueño, se recetarán medicamentos específicos para ayudar al paciente a mantenerse despierto por más tiempo. El tratamiento no farmacológico de la hipersomnia o adormecimiento diurno excesivo consiste en:
- Terapia corporal con el objetivo de que la persona aprenda a detectar cuándo empieza a mostrar síntomas de somnolencia, Consiste en levantarse y realizar una serie de ejercicios que ayuden a despejarse.
- Técnicas que fortalezcan la atención y la constancia en las tareas que se realizan.
- Técnicas de comunicación social, que le permitan comentar y explicar convenientemente a los demás su problema, y evitar así las consecuencias de la incomprensión.
Consejos para prevenir la hipersomnia
Aunque las causas de la hipersomnia son todavía desconocidas, siguiendo estos consejos se puede aumentar la calidad del sueño y del descanso:
- Procurar dormir ocho horas diarias, ya sea de una sola vez o en varios momentos separados.
- Establecer un horario regular de sueño, acostándose y levantándose todos los días a la misma hora.
- Evitar realizar ejercicio físico poco antes de dormir, ya que dificultará conciliar el sueño.
- Mantener el cuarto de dormir ventilado y libre de ruidos, para dormir tranquilamente y sin sobresaltos.
- Desconectarse de las redes sociales al menos dos horas antes de dormir.
- Procurar realizar ejercicios de respiración profunda y visualización positiva antes de dormir para calmar la mente.
- Evitar preocupaciones, discusiones y disgustos antes de acostarse, ya que eso va a afectar negativamente a la calidad del sueño, y puede hacer que este no sea reparador, y que nos levantemos al día siguiente con sensación de cansancio a pesar de haber dormido ocho horas.
- Cenar de forma ligera, pues las cenas copiosas interfieren con el sueño.