Una de las consecuencias más graves del coronavirus es el daño que puede generar en los pulmones. Científicos alertaron ya hace tiempo que el SARS-CoV-2 afecta su función ya que, al atacarlos, provoca inflamación y fibrosis, volviéndolos más rígidos y con menor capacidad de inflarse cuando se inhala y exhala. Puede, además, provocar una neumonía bilateral y, en el peor de los casos, una internación con respiración mecánica. Una vez transcurrida la enfermedad, puede dejar secuelas en estos órganos, por lo que muchos pacientes deben seguir con medicación y controles médicos, aún hasta un año después de la infección, según un estudio de la Universidad de Southampton, en Inglaterra.
Desde el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), en España, recomendaron una serie de ejercicios que -en quienes padezcan dificultades para respirar, sensación de ahogo o falta de aire-, pueden ayudar a acelerar el proceso de recuperación. Se trata de ejercicios respiratorios que “aumentan la fuerza y la resistencia de los pulmones, disminuyen la dificultad en la respiración e incrementan la flexibilidad y la movilidad torácica”. A su vez, sugirieron hacerlos al menos dos veces por día.
Respiración diafragmática
Acostarse boca arriba con las piernas flexionadas y los pies sobre el piso. Colocar las manos sobre el abdomen e inhalar por la nariz, llenando al máximo posible los pulmones. Mantener el aire por 3 segundos y exhalar. Hacer entre 10 y 15 repeticiones.
Hacer burbujas en el agua
Se necesita una botella y un tubo de plástico de unos 40 centímetros de largo. Llenar la botella con agua hasta la mitad e introducir el tubo en ella, dejando una separación de unos 3 centímetros del fondo. Inhalar por la nariz, retener el aire unos dos segundos y exhalar soplando por el tubo, generando burbujas en el agua durante 5 o 10 minutos.
Expulsar las secreciones
Recostarse de costado, flexionar las piernas y ponerse una almohada entre las rodillas. Inhalar de a poco por la nariz y exhalar despacio por la boca, como si se fuese a empañar un vidrio. La idea es vaciar bien los pulmones. Repetir luego el mismo ejercicio, pero recostándose sobre el otro lado del cuerpo. En el caso de que aparezca tos o flema, lo mejor es expulsarlas.
Respirar con los labios fruncidos
Inhalar por la nariz y retener el aire unos tres segundos. Soltarlo lentamente por la boca, pero con los labios fruncidos, como si se quisiera apagar una vela. Los especialistas aclararon que se debe tardar más tiempo en exhalar el aire que cuando se inhaló.
Llevar el aire a los costados
Acostarse boca arriba con las piernas estiradas. Poner las manos sobre el pecho e inhalar despacio de manera que el aire vaya hacia ellas. Mantener la respiración unos 3 segundos y exhalar presionando las costillas. Hacer entre 10 y 15 repeticiones.