El famoso refrán "Al que madruga Dios lo ayuda" tiene favoritos y detractores. Sin embargo, en este caso puede ser real, al menos si entendemos como "ayuda" algunos años más de vida. Los amantes de la noche y sus encantos deberían considerar que, al final, ser una persona madrugadora tiene sus ventajas.
Un estudio llevado a cabo por científicos de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en Chicago, Illinois (EE. UU.) analizó los efectos que podría tener ser noctámbulo en la salud y la mortalidad. Sus resultados hacen que no nos resulte tan alarmante ir a la cama temprano para dormir.
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Al evaluar los hábitos de sueño de más de 430.000 adultos durante un período de 6,5 años, los expertos descubrieron que los noctámbulos tienen más probabilidades de desarrollar diabetes y trastornos neurológicos y psicológicos. Pero además, el estudio también encontró que los noctámbulos tienen un 10% más de probabilidades de morir antes que los madrugadores.
Según los autores, ser un ave nocturna podría interferir con nuestro reloj biológico, el mecanismo que regula los procesos físicos, mentales y de comportamiento en un período aproximado de 24 horas.
Nuestro reloj biológico responde principalmente a la luz en nuestro entorno, la luz le indica a nuestro cuerpo que es hora de estar despierto, mientras que la oscuridad le sugiere que se vaya a dormir. Pero cuando el reloj se desconecta, por ejemplo, a través de la exposición a la luz cuando deberíamos estar durmiendo, lo que es típico de los noctámbulos, puede tener efectos negativos en nuestra salud.
"Podría ser estrés psicológico, comer en el momento equivocado para su cuerpo, no hacer ejercicio, no dormir lo suficiente, estar despierto por la noche solo, tal vez el uso de drogas o alcohol. Hay una gran variedad de conductas insalubres relacionadas con estar despierto hasta tarde solo en la oscuridad", explica Kristen Knutson, líder del trabajo a la revista Chronobiology International.
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Aún así, no es todo negativo para los noctámbulos. Knutson afirma que las personas a las que les gusta acostarse más tarde pueden beneficiarse de horarios de cama más regulares, y adoptar un estilo de vida más saludable. Tal vez, como es de esperar, señala que hacer la transición de un "ave nocturna" a una "alondra" también podría ser beneficioso para la salud.
Sin embargo, en investigaciones previas, los especialistas descubrieron que si somos madrugadores o noctámbulos es tan importante para la genética como nuestro entorno, sugiriendo que las personas con una predisposición genética para la vida nocturna pueden beneficiarse de horarios de trabajo flexibles.
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"Si podemos reconocer que estos cronotipos están, en parte, genéticamente determinados y no solo representan un defecto de carácter, los trabajos y las horas de trabajo podrían tener más flexibilidad para los búhos nocturnos", señala Knutson. "No se les debería obligar a levantarse para un turno de 8 a.m., sino hacer que los turnos de trabajo coincidieran con los cronotipos de las personas. Algunas personas pueden ser más aptas para los turnos nocturnos".
Aunque parezca un tema que sólo tenga que ver con la tendencia o preferencia de cada uno de madrugar o trasnochar, para Malcolm von Schantz, de la Universidad de Surrey en (Reino Unido), coautor del estudio se trata de "un problema de salud pública que ya no se puede ignorar".