Mantenerse joven es un deseo bastante común entre las personas. Cada uno cree que la clave para lograrlo está en cosas diferentes, desde la alimentación, al ejercicio o la meditación.
Ambrosia, una 'start-up' californiana fundada el año pasado, ofrece en un estudio clínico su propio fórmula para la eterna juventud: transfusiones de sangre de adolescentes a pacientes con una edad promedio de 60 años. Al menos 100 personas ya se sometieron al tratamiento con la esperanza de recuperar su juventud y retrasar el envejecimiento.
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El procedimiento consiste en inyectar al paciente dos litros y medio de plasma procedente de los bancos de sangre de varios donantes de entre 16 y 25 años de edad. Cada inyección cuesta 8 mil dólares.
El médico Jesse Karmazin, fundador de Ambrosia, expresó su satisfacción ante los primeros resultados del experimento. El especialista calificó este tratamiento como “cirugía plástica del interior" y afirma que los pacientes mejoran su aspecto después de un único procedimiento. "En los ratones, literalmente, los hace más jóvenes, invierte enfermedades, el cabello gris se vuelve negro de nuevo. Creo que estamos viendo las mismas cosas en la gente, es sólo que estamos en el principio", explicó.
Karmazin indicó que estas inyecciones podrían mejorar además del aspecto problemas relacionados con el envejecimiento tales como la diabetes, la memoria o insuficiencia cardíaca. "No estoy en posición de decir que nos proporcionará la inmortalidad, pero creo que está muy cerca", apuntó en declaraciones a The Sunday Times.
Según el médico, este método funciona porque la sangre de un organismo joven es rica en proteínas que mejoran la función celular y puede estimular la producción de éstas en el cuerpo del receptor. Por esta razón está convencido de que las transfusiones de sangre son la clave de la fuente de la juventud. Con eso en mente, calcula que en 12 meses podrá publicar pruebas contundentes que refuercen su teoría.
Reticencia por parte de la ciencia
Pese a las creencias del médico, la comunidad científica puso en tela de juicio que sea un método eficaz y recomendable. Asimismo, se cuestionó que no se incluya en el estudio un grupo placebo y que los participantes deban costearse los procedimientos.
Para elaborar su tratamiento, Karmazin se basó en un estudio del año 2014 del neurocientífico Tony Wyss-Coray en el que sostuvo que si a ratones viejos se les inyectaba el plasma de ejemplares jóvenes mejoraban su memoria y la capacidad de aprender. Sin embargo, el autor recalcó que no había "pruebas clínicas" de que el tratamiento fuera beneficioso.
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"La gente quiere creen que la sangre joven restablece la juventud, a pesra de que no tenemos evidencia científica de que funcione en humanos y tampoco entendemos el mecanismo por el cual los ratones se ven más jóvenes", resaltó Wyss-Coray. "Básicamente están abusando de la confianza de la gente y de las emociones que suscita este tema", opinó a la revista Science el año pasado.
En la misma línea, James Daly, hematólogo y presidente de la Sociedad de Australia y Nueva Zelanda de Transfusión de sangre, manifestó: "La evidencia en los ensayos con animales no es muy convincente en esta etapa y ciertamente no parece llevar a una mayor esperanza de vida para esos animales".