¿Sentís dolor al subir escaleras, rigidez al estirar la pierna o debilidad al levantarte? Estos son algunos de los síntomas más comunes de la artrosis de rodilla, una de las consultas más frecuentes en traumatología y ortopedia. A medida que la enfermedad progresa, el dolor puede volverse persistente y limitar los movimientos diarios.
Qué es la artrosis de rodilla
La rodilla es una articulación compleja que permite doblar y estirar la pierna, soportando gran parte del peso corporal. Con el paso del tiempo, el desgaste del cartílago puede provocar artrosis, generando dolor, inflamación y rigidez.
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“En la artrosis, todas las estructuras están gastadas, especialmente los meniscos. Es como una pieza de máquina que intentamos conservar hasta que sea necesario reemplazarla con una prótesis”, explica Juan Arnal, especialista en Traumatología, cirugia de rodilla avanzada y cirugia del deporte y miembro de la Junta Europea de Cirugía Ortopédica.
Factores de riesgo más comunes para la artrosis de rodilla
- Edad. El cartílago pierde capacidad de regeneración con los años. La artrosis aumenta con cada década de vida.
- Herencia. Si tenés antecedentes familiares o ciertas características genéticas, como piernas arqueadas, el riesgo es mayor.
- Sobrepeso. Las rodillas soportan todo el peso corporal. Cuantos más kilos tengas, mayor será el desgaste.
- Lesiones previas. Accidentes o lesiones deportivas, como roturas de menisco o ligamentos, pueden derivar en artrosis.
- Uso excesivo. Actividades laborales o deportivas que sobrecargan las rodillas aceleran el desgaste.
Miguel Romero, especialista en traumatología de hombro y rodilla de España, destaca que el dolor puede aparecer de forma espontánea o después de un traumatismo menor. “Vemos casos de personas con rodillas muy deterioradas pero con poco dolor, y otras con poca afectación anatómica pero muchas limitaciones”, señala Romero.
Hay que tener en cuenta que el desgaste de rodilla tiene una doble problemática:
- Por un lado, es un problema mecánico, un cartílago desgastado que hace que los huesos “rocen” con el movimiento y el apoyo.
- Y, por otro, es un problema inflamatorio, ya que este roce excesivo de los huesos de la rodilla libera moléculas inflamatorias que provocan esta sensación dolorosa.
Recientemente, las inyecciones de Plasma Rico en Plaquetas (PRP) se han sumado a las opciones de tratamiento regenerativo, ofreciendo alivio y mejoría en algunos casos. Además, bajar de peso, fortalecer los músculos y usar calzado adecuado puede retrasar el progreso de la enfermedad y reducir el dolor.
Consejos para el día a día
- Caminá regularmente, pero evitá el exceso.
- Elegí calzado con buena amortiguación.
- Evitá los tacos altos (idealmente menores a 3 cm).
- Mantenete activo con ejercicios suaves.
La artrosis de rodilla no tiene cura definitiva, pero con los cuidados adecuados podés mejorar tu calidad de vida y mantenerte en movimiento. Consultá siempre con un especialista ante cualquier dolor persistente.
