“Cuando comprendemos que somos parte de lo que nos está pasando dejamos de victimizarnos y asumimos la responsabilidad. ¿Qué puedo poner de mí para que esto se modifique? ¿Qué parte de mi interior está contribuyendo a crear lo que vivo? Hacernos preguntas nos abre una nueva forma de conectar con nuestra realidad. La práctica nos ayuda a tomar registro de nosotros, de nuestros pensamientos y emociones y así poder contactar con un espacio interno para modificar nuestros estados y entonces, el afuera también se adaptará”, explica Gerardo Nicolás Dinardo, divulgador de la Cosmovisión Andina, un chacarruna o “humano puente”.
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Desde hace siete años, practica y enseña los conceptos esenciales de la sabiduría de los Andes. ”Los maestros o qeros portan un saber fundamental y todos nosotros podemos acceder a una nueva forma de conectar con la vida a través de prácticas concretas y contundentes que nos permiten entender que la realidad que vivimos se gesta dentro de nosotros y ese interior es el que se proyecta en el afuera”, explica.
Para la Cosmovisión Andina, el buen vivir es un principio fundamental y se resume en poder lograr armonia interna, con la comunidad y con la naturaleza.
“Mediante una serie de prácticas en las que nos podemos entrenar, la cosmovisión andina nos enseña que somos una semilla que tiene un potencial para desplegarse y a partir de esa conexión con lo esencial en nosotros vamos logrando manifestar la nuestra con una vida en mayor coherencia con lo que en verdad somos. Hay ritos, iniciaciones y enseñanzas que hacen posible este proceso.
La sabiduría sagrada de los Andes también tiene iniciaciones y movimientos que nos ayudan a trascender la dualidad y la separación para vivir nuestra experiencia humana como un cocreador de la realidad en pos de reconocimiento de nuestro espíritu y del espíritu de lo demas”
“Durante muchos años el conocimiento estuvo resguardado y custodiado. Ahora es necesario que esté disponible para cualquier humano que sienta el llamado de hacer un viaje de regreso a casa, a la unidad, a recordar que no estamos separados. En los Andes siempre se supo que iba a llegar este momento en el cual el origen nos volviera a llamar”, afirma Gerardo quien también es guardián de esta sabiduría ancestral.
Cada uno de nosotros, a nuestra manera, estamos preguntándonos como podríamos vivir de una mejor forma posible. Para la Cosmovisión Andina, el buen vivir es un principio fundamental y se resume en poder lograr armonia interna, con la comunidad y con la naturaleza. Se trata de poder relacionarnos con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea bajo los principios de la solidaridad, de la equidad, de la reciprocidad y del respeto mutuo. Hace un tiempo, produndizamos sobre estos conceptos que conversamos con Gerardo en una publicación llamada El buen vivir. Una sabiduría ancestral para encontrar un bienestar real.
“Comprender que la reciprocidad es un principio sagrado que permite que nos relacionemos con nosotros y con los otros de una nueva forma. Pero la reciprocidad no es sólo de mí hacia vos, si no que también se hace con lo invisible”, afirma Gerardo Dinardo. Agrega, además: “Al poder reconocerme como parte de la existencia algo se modifica. Es entonces cuando podemos practicar algunos ritos de los Andes que modifican nuestra experiencia. Aprendemos a levantarnos por la mañana y saludar a la Pacha, a agradecer que estamos vivos, lo que nos rodea y podemos ofrecer nuestro día a algo mayor. Algo de ello va a regresar a nosotros.Al principio te sentís extraño dialogando con la montaña, o con el árbol de tu vereda, pero de a poco vas entendiendo cómo se manifiesta el lenguaje y como el entorno responde. La práctica de sus ritos nos ayuda a suspender la lógica y así cada vez es más simple conectarnos de otra forma con la vida y con todo lo que nos rodea".

“Cuando nos adentramos en los principios de la Cosmovisión Andina aprendemos que hay siete leyes bajo las cuales podemos ordenar la propia vida y para que nuestro presente adquiera una nueva dimensión”, explica.
Kawsay: Reconocer la propia existencia en el universo y conectarse con la energía vital.
Anya: Compartir diversos puntos de vista, entendiendo que cada uno posee una verdad parcial.
Munay: El amor, el deseo y el poder de transformar la vida, tanto a nivel personal como colectivo.
Llank’ay: Comprender y sincronizarse con los procesos del tiempo lineal.
Yachay: Dar sentido a las experiencias, simbolizarlas y conectar el conocimiento con la vivencia.
Ayni: Entender la vital importancia de la reciprocidad, el dar y recibir, y el equilibrio en todas las relaciones.
Kawsay Pacha: La existencia consciente de la individualidad en la inmensidad del tiempo y el espacio.
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“La ritualidad de los Andes es muy especial, porque esta viva. También hay prácticas más sofisticadas que se empiezan a desplegar una vez comprendidos estos principios, estos códigos y cómo funcionan. Muchos maestros y guardianes de la sabiduría de los Andes tienen la capacidad de desarmar una realidad y generar otra nueva. Esta gran herramienta de la cosmovisión Andina la utilizan para la salud, las relaciones, los viajes, los proyectos.”
A principios de julio, dos maestros de los Andes, Rufina y Julia Turpo, estarán en Argentina para ofrecer un retiro iniciático llamado “Sabiduría ancestral para la vida moderna”.
“La presencia de estos maestros en Argentina tiene varios propósitos. Uno de los mas importantes es enlazar y desplegar la energía de los Andes en este territorio¿Para qué? Para continuar tejiendo, uniendo y ayudando a despertar algo de lo sagrado en este territorio. También es parte de sus objetivos ayudar a las personas que sientan el llamado a reconocer sus dones para que puedan ser ofrecidos a otros en este tiempo fundamental”, explica Nicolás.
Gerardo nos recuerda: “La cosmovisión andina dice que cada 500 años, la humanidad experimenta un periodo de reestructuración del tiempo y el espacio. Son procesos evolutivos relacionados con el Sol central de la Galaxia. Este movimiento se está desplegando desde el 2012 y va a durar veinte o treinta años más. Muchos de nosotros lo estamos pudiendo constatar en nuestra vida. El tiempo se acelera y los cambios se precipitan. No es un período fácil, es doloroso, y hay muchas formas de resistencia, pero tenemos grandes oportunidades para este proceso siendo conscientes de quiénes somos, de nuestra parte en el todo y colaborando con la creación de una nueva realidad".
Que así sea.