El cuadro que se cayó de la pared sigue sin fijar. La campera de invierno no puede usarse porque le falta un botón. El conducto de plástico del cable eléctrico cuelga torcido en la sala de estar. Son problemas menores, pero siguen ahí, sin resolverse, recordando su presencia cada vez que se los mira.
Muchas personas tienen pequeñas tareas pendientes en su vida diaria que podrían resolverse rápidamente con un poco de acción. Sin embargo, al no representar una urgencia inmediata, se posponen indefinidamente. En ocasiones, la procrastinación genera soluciones temporales que amenazan con volverse permanentes, como fijar algo con cinta adhesiva en lugar de repararlo adecuadamente.
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Este comportamiento es más común de lo que se cree. Según la Dra. Sahiti Chebolu, neurocientífica computacional del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica de Alemania, la procrastinación es un término genérico que engloba diferentes comportamientos. “Si queremos entenderla, tenemos que diferenciar entre sus distintos tipos”, señala.
Existen múltiples razones detrás de este hábito. Algunas personas subestiman el tiempo necesario para completar una tarea, mientras que otras evitan enfrentarse al posible fracaso. También hay quienes simplemente esperan “el momento adecuado” para empezar.
Por qué se cae en la procrastinación
Desde una perspectiva psicológica, la Clínica Cleveland de EE.UU. explica que la procrastinación puede estar motivada por distintos factores. Según la Dra. Chivonna Childs, psicóloga de la institución, a veces, 2podemos sentirnos estresados, frustrados o simplemente no tener la energía o la motivación para hacer algo. Posponer una tarea genera un alivio momentáneo, pero el problema sigue allí”.
Además, el miedo al fracaso y la búsqueda de la perfección pueden generar un bloqueo mental. En otros casos, la procrastinación está vinculada a problemas emocionales más profundos, como la ansiedad o la depresión.
Por otro lado, Tamar Gendler, decana de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Yale, aporta otra perspectiva:
“La procrastinación es un caso en el que dos cosas entran en conflicto: lo que más queremos y lo que queremos ahora”.

El cerebro humano ha evolucionado hasta ser tan complejo que ninguna parte tiene control absoluto sobre nuestras decisiones. La corteza prefrontal, encargada del pensamiento reflexivo, debe competir con otros sistemas cerebrales que favorecen los hábitos, las distracciones y las respuestas instintivas. En otras palabras, mientras una parte de la mente entiende la importancia de completar una tarea, otra busca gratificación inmediata, optando por el ocio o actividades menos exigentes.
Cómo superar la procrastinación
Si bien evitar postergar tareas no es fácil, los especialistas ofrecen estrategias para combatir este hábito y mejorar la productividad.
- Dividir las tareas en partes más pequeñas: En lugar de ver una tarea como un gran desafío, abordarla por partes facilita el proceso. Según la Dra. Childs, “En lugar de limpiar toda la casa, puede empezar con una zona pequeña y evaluar cómo se siente desde allí”.
- Tener un compañero de responsabilidad: Compartir objetivos con un amigo o colega puede ayudar a mantenerse enfocado. “No se trata de que otra persona haga el trabajo, sino de alguien que pregunte: ‘¿Hiciste A, B y C?’ y ofrezca apoyo”, explica Childs.
- Aceptar la imperfección: La búsqueda de resultados perfectos puede ser una trampa para la procrastinación. Es mejor completar una tarea con un buen resultado que posponerla indefinidamente en busca de la perfección absoluta.
- Crear un ambiente favorable: Minimizar distracciones y establecer rutinas ayuda a generar el hábito de completar tareas.
- Buscar ayuda profesional si es necesario: Si la procrastinación interfiere con la vida diaria y genera angustia, consultar a un profesional de la salud mental puede ser una opción útil.
La procrastinación es un comportamiento común que afecta a muchas personas, pero entender sus causas y aplicar estrategias efectivas puede marcar la diferencia. Como señala la Dra. Chebolu, reconocer los patrones que llevan a postergar tareas es el primer paso para cambiar hábitos y mejorar la productividad.
El desafío no es eliminar completamente la procrastinación, sino encontrar formas de gestionar el tiempo y la energía de manera más efectiva, logrando un equilibrio entre lo que se desea hacer y lo que realmente se necesita hacer.