¿Cómo recuperar el bienestar? ¿De qué forma empezar a sentirnos mejor? ¿Qué necesitamos modificar para que la vida se vuelva más fácil, más sana, más significativa?
La palabra “bienestar” está de moda. Es una categoría que inundó los estantes de las librerías, las aplicaciones de nuestros teléfonos, los podcast y los videos de cualquier tipo de duración y, por supuesto, se potenció por el infinito universo de sospechosos influencers que nos ofrecen fórmulas, recetas, secretos, metodologías y estrategias.
Leé también: Preguntas que abren caminos hacia una mejor vida posible
La búsqueda del bienestar nos empuja a experimentar una nueva forma para todo. Recorremos caminos fallidos, les decimos “sí” a promesas de resultados exprés, nos dejamos arrastrar por voces grandilocuentes e historias de transformación, y muchas veces terminamos peor que antes. Mientras repaso mentalmente todos los “nuevos alimentos”, las mezclas, experiencias y tecnologías que nos prometieron resultados increíbles, rápidos y duraderos para que un mayor bienestar nos habite, siento que también puedo ser injusta, quizás demasiado crítica y desconfiada.
El bienestar individual es inseparable del bienestar colectivo, por eso las decisiones son tomadas pensando en el bien de todos, incluyendo a los que aún no han nacido.
Muchas modas son peligrosas y dignas de cuestionar. Sin embargo, también es cierto que nos pueden proponer y facilitar accesos a otra información que las trasciende. El caudal de divulgadores hablando de prácticas de bienestar, a veces, puede ser un poco aturdidor y confundirnos más, pero también puede fortalecer nuestro discernimiento. Colabora para que el interés colectivo abra caminos que nos permitan profundizar un poco más. Ayuda a que otra información también sea posible y que en la búsqueda, quizás encontremos lo que realmente nos devuelve más vida, más paz y un sentir de coherencia y ecuanimidad.
Mientras seguimos probando formas para sentirnos mejor en todas las áreas de nuestra vida y en contextos cada vez más desafiantes, creo que deberíamos sostener la pregunta ¿Qué es bienestar?

La filosofía del buen vivir
Estoy segura de que los tiempos por venir nos ofrecerán nuevas respuestas inesperadas y que las transformaciones empezarán a ocurrir más rápido de lo que ahora somos capaces de imaginar. Sin embargo, en este punto de inflexión al que estamos siendo convocados, creo que hay mucha sabiduría de tiempos pasados que deberíamos volver a poner de moda, a actualizarlas, a recuperarlas y principalmente a hacerlas experiencia.
En la cosmovisión andina existe el término “Sumak Kawsay” que proviene del quechua, una lengua ancestral de los pueblos indígenas de los Andes, y que puede traducirse como “vida en plenitud” o “vida en armonía”. Refleja una forma de vida basada en una equilibrada relación entre los seres humanos, la naturaleza y la comunidad.
Algunos de los principios del buen vivir
Armonía con la naturaleza. La naturaleza es un ser vivo con derechos propios. No se la explota, se convive con ella respetando sus ciclos y equilibrios. Se da y se recibe con gratitud, devolviendo a la naturaleza ya la comunidad lo que se ha tomado, en un ciclo continuo de intercambio. Se rechaza el modelo de desarrollo basado en el extractivismo y el consumo excesivo, promoviendo en su lugar una vida sencilla y plena. La filosofía del buen vivir nos ayuda a recordar que no somos dueños de la naturaleza, sino sus hijos.
Bienestar colectivo. El bienestar individual sólo tiene sentido si contribuye al bienestar de la comunidad. La solidaridad y la reciprocidad son esenciales. Las decisiones se toman pensando en las generaciones futuras, asegurando la sostenibilidad y la continuidad de la vida. Se fomenta la capacidad de las comunidades para decidir sobre sus propios recursos, cultura y formas de organización, priorizando la vida en plenitud sobre el progreso económico. Se valora y respeta la diversidad cultural, espiritual y biológica como una riqueza que fortalece la vida en comunidad.
Interdependencia. Todo en el universo está conectado. Los seres humanos, la naturaleza y lo sagrado forman un tejido interrelacionado. La espiritualidad impregna todos los aspectos de la existencia, reconociendo lo sagrado en cada ser y en cada acto.

Un diálogo entre lo ancestral y lo contemporáneo
El buen vivir no es sólo una herencia cultural de los Andes, no es un diseño teórico o filosófico de un mejor mundo posible. Es el conjunto de los principios básicos que guían la vida cotidiana de las culturas que aún están en conexión con los ciclos de la naturaleza y las dinámicas comunitarias. En algunos lugares, esta sabiduría está resurgiendo con fuerza como respuesta a los modelos de desarrollo capitalistas, como una reafirmación cultural y como una propuesta frente a la crisis ambiental, social y económica en la que estamos sumergidos.
Leé también: ¿Estamos haciendo el esfuerzo correcto?: una pregunta poderosa para recalibrar nuestra brújula interior
Aunque tiene raíces ancestrales, el buen vivir no se limita al pasado. Es una filosofía y una forma de estar en la Tierra que da respuestas concretas y posibles a muchos de nuestros temas urgentes.
El buen vivir propone un paradigma diferente en el cual el progreso y la evolución se refieren a la posibilidad de encontrar la paz que emerge cuando estamos alineados con nuestros valores esenciales y en sintonía con lo sagrado que habita en cada uno de nosotros. El buen vivir no puede alcanzarse en soledad. El bienestar individual es inseparable del bienestar colectivo, por eso las decisiones son tomadas pensando en el bien de todos, incluyendo a los que aún no han nacido.
Es una propuesta para retomar el camino del bien común, para la defensa de la vida en la tierra y como una vía posible para la nueva humanidad.
Que así sea.