En los bebés, el llanto es una forma natural de solicitar cuidado y atención. En la edad adulta, puede haber una gama más amplia de emociones que desencadenan lágrimas:
- La reacción natural de una persona al dolor, la pena o la tristeza.
- La emoción generada por sucesos como, por ejemplo, casamientos, egresos o después de obtener un ascenso duramente ganado.
Efectivamente, si se está ante una muy buena noticia o se cumple un sueño anhelado por mucho tiempo, es probable que la emoción embargue a la persona y rompa en llanto.
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Las emociones abrumadoras pueden llevar a tener un nudo en la garganta, las palabras no aparecen y es ahí cuando las lágrimas se convierten en una fuente de comunicación.
Qué dice la ciencia sobre llorar de felicidad
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology enfatiza cómo ver a una persona llorar obliga a los semejantes a ofrecer consuelo y apoyo empático voluntariamente. Responder con cuidado y amabilidad cuando se ve a alguien vulnerable es un instinto humano básico.
Otro estudio desglosa aún más la naturaleza comunicativa del llanto, mostrando cuatro razones principales por las que las personas derraman lágrimas de alegría:
- Lágrimas de logros: Expresan sentimientos de orgullo por alguien que supera obstáculos o apreciar hazañas o resultados extraordinarios.
- Lágrimas de belleza: Manifiestan asombro cuando se está en presencia de un estado de elegancia incomparable, ya sea en personas, en el arte, la música o la naturaleza en general.
- Lágrimas afectuosas: Exteriorizan gratitud sincera por actos de bondad inesperada y gestos de amor.
- Lágrimas de diversión: Responden a una situación divertida y acompañado de risas y risitas (“Me estoy riendo tanto que estoy llorando”).
Las lágrimas de felicidad suelen transmitir una historia conmovedora o un momento sincero, el denominador común es la impotencia que sienten todos en la extensión de las emociones creadas.
El acto físico de liberar una emoción del cuerpo, ya sea positiva o negativa, ayuda a lograr la homeostasis física y emocional, sugiere una investigación publicada en Emotion Review.
Las lágrimas de alegría son una expresión natural y compleja de nuestras experiencias emocionales. Aferrarse a la falsa noción de que llorar es un estado emocional negativo no deseado puede hacer que la persona se sienta confundida acerca de las lágrimas de alegría cuando, de hecho, son completamente normales e incluso saludables.
También cabe señalar otra interesante teoría sobre las lágrimas de alegría: se liberan porque el cerebro no siempre conoce la diferencia entre la tristeza y la felicidad. Para él, ambas dimensiones son estados de elevada intensidad y por ello activa el sistema nervioso parasimpático con el fin de relajar el cuerpo. Lo hace liberando acetilcolina, un tipo de neurotransmisor que activa los lagrimales.