La buena noticia llegó por el lado del resultado fiscal de febrero, que arrojó, nuevamente, superávit financiero. El resultado financiero llegó a los $338.112 millones. Por su parte, el resultado primario fue de $1.232.525 millones. En términos reales, la variación de los ingresos totales fue de -6,3% interanual. Mientras que la variación real del gasto primario estuvo en -36,4% interanual.
Tomando el acumulado anual, los ingresos caen 2,5% en términos reales y los gastos primarios lo hacen en una mayor cuantía (38%). Asimismo se decidió aplazar los aumentos en transporte (36,6% en los boletos de trenes y colectivos desde abril) y gas, con el objeto de evitar un rebote inflacionario. Del mismo modo, se decidió abrir las importaciones de productos de la canasta básica para mejorar la competencia. El BCRA reducirá el plazo de pago de importaciones de alimentos, bebidas y productos de limpieza, cuidado e higiene personal, pasando de un esquema de pago en 4 cuotas a los 30, 60, 90 y 120 días a un plazo de pago en una única cuota a los 30 días. También, se estableció suspender, por 120 días, el cobro de la percepción de IVA adicional e impuesto a las ganancias a las importaciones de estos productos y de los medicamentos.
Leé también: Después de años sin solución, la necesidad urgente de una reforma previsional
Por su parte, la inflación de febrero tuvo un registro del 13,2% (276,2% interanual). Fue menor a la esperada (15%) y marcó una desaceleración importante frente al guarismo de enero (-7,4%). Regulados volvió a ser la categoría de mayor incremento mensual (26,6%). El IPC Núcleo (12,3%) y Estacionales (8,7%) estuvieron por debajo. Algo esperable ya que la nueva administración comenzó a corregir la estructura de precios relativos, ajustando ciertos rubros muy atrasados. Algo primordial, por otra parte, para un plan de estabilización. Algunos bienes empezaron a corregir como combustibles, transporte público, prepagas, indumentaria, entre otros. A su vez, el tipo de cambio oficial, que había corregido en diciembre y enero, empieza a atrasarse. Otros empeoraron su posición relativa como energía eléctrica, gas, educación y los salarios privados formales. Frutas, autos, medicamentos, café, té y yerba profundizaron su adelanto.
Desde el plano financiero, el BCRA decidió reducir la tasa de interés de referencia (pases), desde 100% a 80% de TNA. Eliminó la tasa mínima de plazos fijos, pasando del 110% a oscilar entre 70% y 75% de TNA. El fundamento detrás de la medida es el impacto en la reducción del déficit cuasifical, ya que implica una baja de la tasa efectiva mensual de pases desde 8,6% TEM a 6,8% TEM. Por carácter transitivo, una reducción de la emisión monetaria endógena (por intereses de pases) cercana a los $530.000 millones por mes. Fue una decisión coordinada con el Tesoro, que había anunciado la licitación del canje de títulos de corto plazo para remover la pared de vencimientos hacia años posteriores.
Leé también: Panorama 2024: recorte de subsidios de gas y luz y el sinceramiento de las finanzas provinciales
La intención es desplazar colocaciones en el BCRA hacia tenencias del Tesoro. La Secretaría de Finanzas anunció que tuvo una aceptación del canje en el orden del 77% sobre el total de los títulos que vencían en 2024. Así se despejaron $42,6 billones, de un total de $55,3 billones. Considerando ese total, el sector privado canjeó el 17,5% de sus tenencias y el sector público lo hizo casi por su totalidad. Posiblemente, la falta de aceptación privada tenga que ver con el descalce de plazos y con la falta de oferta de puts (solicitados por los bancos en licitaciones previas y ejecutados por $4,4 billones desde la asunción del Presidente). El estiramiento del maturity de los bonos en pesos pasó de 0,46 a 3 años y la carga financiera significó un ahorro de intereses de $555.000 millones.
En síntesis, la corrección de regulados y paritarias viene cerrando por encima del 20% mensual. El realineamiento de precios relativos está lejos de concluir y el riesgo que se corre es que sea necesaria una segunda vuelta de ajustes (si aquellos que corrigieron vuelven a “desacomodarse”) y que los aún adelantados presenten resistencia a la baja.
Al margen de no acelerarse el ritmo actual del crawling, suben las posibilidades de que el BCRA tenga que realizar otro ajuste discreto del tipo de cambio oficial, lo que presionaría al alza a los precios internos.
(*) Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA