Durante años, la sartén de teflón fue un clásico en la cocina: liviana, práctica y con superficie antiadherente. Pero en los últimos tiempos, este tipo de utensilio empezó a perder terreno frente a una alternativa más duradera y saludable: la sartén de hierro.
Cada vez más cocineros, desde amateurs hasta profesionales, optan por este modelo tradicional, que se usaba en las cocinas de antes y ahora vuelve con fuerza, potenciado por las redes sociales, la búsqueda de productos más sustentables y el interés por la cocina consciente.
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¿Por qué el teflón puede perder popularidad?
El principal motivo es que las sartenes de teflón se rayan con facilidad y, con el tiempo, pueden liberar sustancias químicas al calentarse, como los PFOA (ácido perfluorooctanoico), que son cuestionados por su impacto en la salud y el ambiente. Además, requieren cuidados especiales: no se pueden calentar vacías, hay que evitar utensilios metálicos y su vida útil suele ser corta.
Por qué volvió la sartén de hierro
En contraposición, la sartén de hierro fundido ofrece ventajas que la convierten en una opción muy buscada:
- Dura toda la vida (literalmente, muchas se heredan).
- Resiste temperaturas altas sin dañarse.
- No libera químicos.
- Mejora con el uso, porque su superficie se “cura” de forma natural y se vuelve antiadherente con el tiempo.
- Distribuye el calor de forma pareja, ideal para carnes, panes, tortillas o platos al horno.
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Aunque es más pesada y requiere cierto mantenimiento (como secarla bien después de lavarla y aceitarla para evitar la oxidación), su rendimiento compensa todo.
El cambio no es solo estético ni nostálgico. Muchos eligen la sartén de hierro porque representa una cocina más consciente, menos descartable y más conectada con lo natural.
En redes sociales, influencers gastronómicos y especialistas en cocina recomiendan estas piezas, incluso muestran cómo mantenerlas y curarlas. Algunas marcas argentinas también comenzaron a producir modelos accesibles, lo que ayudó a su popularidad.
