Si la comida es tu debilidad y te cuesta más resistirte a los antojos que a subir veinte pisos por escalera, quizá no es todo culpa de tu falta de control. Tu mamá podría tener parte de responsabilidad en tu amor por la comida.
Un estudio publicado por Obesity Reviews sostiene que las mujeres que tienen una alimentación muy limitada durante el embarazo son más propensas a tener hijos que no se desesperan por la comida.
La investigación probó que los bebés están mucho más predispuestos a que les gusten aquellos alimentos que su madre comió durante el período de gestación. Por ejemplo, aquellos cuyas madres bebieron jugo de zanahoria durante tres semanas consecutivas durante el tercer trimestre del embarazo eran más propensos a tener una reacción positiva cuando se les dejó probar por primera vez el alimento.
Según precisaron, esto ocurre porque una gran parte de los sabores y los olores de la comida que ingiere la mamá llegan hasta el líquido amniótico (el fluido que rodea y amortigua al embrión y luego al feto en desarrollo en el vientre) y que el bebé traga de forma regular.
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Durante el embarazo, los sabores de la dieta de la madre "llegan al niño en el útero, así que si ella come una dieta saludable, el feto se expone a esos sabores, y se acostumbra a ellos", comentó la autora del estudio, Stephanie Anzman-Frasca, profesora asistente en el departamento de pediatría de la Universidad de Buffalo, en Nueva York.
