En la Argentina, se estima que una de cada tres personas sufren de hipertensión. Esta es una enfermedad que afecta a todo el sistema de vasos sanguíneos y que se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la presión arterial, es decir, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias.
Se habla de presión alta cuando los valores están por encima de 140 y/o 90 milímetros de mercurio (mmHg). Si bien, esta requiere tratamiento médico prescripto, existen algunos jugos naturales que, por su contenido en nutrientes, pueden ayudar a bajar la presión arterial de forma natural, como parte de un estilo de vida saludable.
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Cuáles son los jugos que demos tomar para regular la presión arterial:
- Jugo de remolacha: La remolacha es rica en nitratos, que se convierten en óxido nítrico en el cuerpo, lo que ayuda a relajar los vasos sanguíneos y mejorar el flujo sanguíneo. Un estudio encontró que beber jugo de remolacha diariamente durante dos semanas redujo la presión arterial sistólica y diastólica. Para este vamos a necesitar una remolacha, un diente de ajo, una zanahoria.
- Jugo de tomate: El jugo de tomate contiene potasio y licopeno, ambos beneficiosos para la salud del corazón. El potasio ayuda a equilibrar los niveles de sodio en el cuerpo, mientras que el licopeno es un antioxidante que puede proteger los vasos sanguíneos del daño. Vamos a necesitar algunos tomates, un poco de agua y lo licuamos.
- Jugo de granada: La granada es rica en polifenoles, antioxidantes con propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a proteger el corazón y mejorar la función de los vasos sanguíneos. Para ella solo necesitamos una granada, agua y licuar.
- Jugo de bayas: Las bayas, especialmente los arándanos, son ricas en antioxidantes que pueden ayudar a mejorar la salud cardiovascular. Para su preparación vamos a necesitar varios tipos de bayas, ellas pueden ser arándanos, moras y frambuesas.
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A pesar de estas recomendaciones, los jugos no son una solución mágica a este problema, ya que se debe complementar con una dieta baja en sodio y grasas y con ejercicio diario de al menos 30 minutos.
Sin embargo, todo esto no remplaza la consulta médica. Ante cualquier síntoma o malestar, consultá a tu médico de cabecera para que pueda prescribir un tratamiento adecuado.
