Algunas “dietas exóticas” sugieren evitar el consumo de agua en las comidas porque engorda, sin embargo, el agua no aporta calorías, no engorda y se puede tomar antes, durante y después de las comidas.
“Si se toma mucha agua durante una comida es posible que la digestión suceda de manera más lenta debido a que los jugos gástricos se diluyen en el agua, lo que podría provocar una sensación de pesadez pasajera, pero de ninguna manera un aumento de peso”, aclara Érica Bianquet, licenciada en Nutrición (M.P. 1.282) del colegio bonaerense de Nutricionistas.
Leé también: La lista de los alimentos que nunca hay que poner en el microondas
Así, los requerimientos de líquidos deben ser cubiertos priorizando siempre el consumo de agua segura. “En caso de no contar con agua corriente, podemos convertir en agua segura el agua de otras fuentes, como pozo, aljibe, o cisterna, entre otras, colocando dos gotas de lavandina por cada litro de agua, y dejándola reposar por 30 minutos”, indica la experta.
Qué y cuánto beber a lo largo de un día
Los nutricionistas recomiendan beber, a lo largo del día, al menos dos litros de líquidos sin azúcar, sin edulcorantes, preferentemente agua potable, y no esperar a tener sed para hidratarse. Sin embargo, las necesidades del agua varían a lo largo de la vida y se incrementan ante situaciones como el estrés crónico, la actividad intensa, el ejercicio físico, temperaturas extremas de mucho calor, fiebre, pérdida de agua por vómitos y/o diarreas y la diabetes descompensada, entre otras razones.
Frente a los días de calor y al aumento de la temperatura sobre los 30° centígrados, el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires refuerza algunas medidas preventivas:
- Tomar agua segura con frecuencia, aunque no se sienta sed.
- Moderar el consumo de bebidas con cafeína o alcohol ya que pueden hacer perder mayor cantidad de líquido corporal.
- Prestar especial atención a bebés, niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación.
- Permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que uno lo necesite.
- Moderar la actividad física y evitar practicar deportes al aire libre en las horas más calurosas, luego del mediodía.
- Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
- Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor, como son las ensaladas, frutas, verduras y jugos, entre otras.
- Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
“El agua se encuentra en distintas proporciones en algunos alimentos como por ejemplo las frutas y verduras”, dijo. Sin embargo, también advirtió que “hay que tener en cuenta que sustancias como la cafeína y el alcohol aumentan las pérdidas de agua por orina, debido a su efecto diurético”.