Bajar de peso no es tarea fácil y el sacrificio para alcanzar ese objetivo no es el mismo para todos. Sabemos que la actividad física ayuda a acelerar el proceso de adelgazamiento, así como las distintas dietas prescriptas de acuerdo con la edad y la rutina de cada uno. Sin embargo, investigadores estadounidenses consideran que clasificar la obesidad en distintos tipos puede ayudar a los profesionales y pacientes a dar con tratamientos más “precisos y personalizados”.
Una reciente investigación de la Clínica Mayo descubrió cuatro categorías distintas de obesidad, lo que permitirá llevar adelante tratamientos más enfocados y, por ende, combatir este problema que crece en el mundo (se ha triplicado desde 1975), según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En total, se estima que hay 1.900 millones de personas mayores de 18 años con sobrepeso y 650 millones de personas con obesidad en el mundo.
Andrés Acosta, gastroenterólogo experto en Obesidad de Clínica Mayo, le explicó a la BBC Mundo: “Existe mucha desinformación sobre lo que se puede hacer para bajar de peso”, aunque aclaró que no existen tratamientos “mágicos” que funcionen de manera general, es decir, para todos por igual.
En ese sentido, el también director del Programa de Medicina de Precisión en Obesidad añadió: “La obesidad se ha convertido en una pandemia crónica y recidiva, cuyos índices empeoran año a año. La pérdida de peso sostenida con los tratamientos disponibles continúa siendo un desafío en la práctica clínica”.
Para el especialista, lo primero que hace el cuerpo al iniciarse una dieta es liberar la hormona grelina, aquella encargada de regular la sensación de hambre. Y agregó: “Cualquier tratamiento de reducción de peso debe contar con estos elementos básicos: dieta, un plan de ejercicio y un plan de cambio de hábitos. Los tratamientos de segundo nivel son aquellos con medicamentos, endoscopía o cirugía”.
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Los cuatro fenotipos de obesidad
Acosta, junto a su equipo de investigadores y luego de seis años de análisis, descubrió cuatro fenotipos de obesidad:
- El cerebro hambriento: Este grupo engloba a las personas que no sienten saciedad y que, por eso, no dejan de comer, ingiriendo muchas calorías más que las recomendadas diariamente. Según explicaron los especialistas, es como que la señal de saciedad del cerebro “no llegara nunca” al sistema digestivo.
- El intestino hambriento: Se refiere a las personas que ingieren porciones normales, pero que vuelven a tener hambre a las pocas horas de haber comido. De acuerdo con Acosta, eso también sucede porque las señales de saciedad no funcionan de manera correcta por una posible falla del intestino. Entonces, la sensación de hambre reaparece rápidamente.
- La comida emocional: A este grupo pertenecen las personas que ingieren alimentos por trastornos emocionales, como ser tristeza, depresión, ansiedad o exceso de alegría, entre otros. “Cuando tienen un buen día van a comprar donuts y cuando tienen un mal día también”, graficó el especialista.
- La combustión lenta: Según Acosta, la mayoría de los pacientes con obesidad que le consultan pertenecen a este fenotipo. De hecho, un 22% del total de las personas analizadas en la investigación, entró en esta categoría. Lo primero que le dicen -reveló en la BBC Mundo- es “Doctor, mi metabolismo no funciona”. Se trata de personas que no queman las calorías correspondientes según su género, peso, altura y edad.
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Los tratamientos contra los diferentes tipos de obesidad
Luego de clasificar la obesidad en cuatro categorías, los investigadores hicieron foco en los tratamientos específicos. Para eso, desarrollaron un algoritmo para tratar con medicamentos a 88 pacientes según su fenotipo. En tanto, otros 230 pacientes fueron tratados con mecanismos estándar de adelgazamiento.
Los especialistas concluyeron que los pacientes con obesidad que siguieron un tratamiento guiado por fenotipos lograron perder el 16% de su peso en un año, casi el doble de los que fueron tratados con métodos tradicionales, quienes adelgazaron un 9%.
Al respecto, Acosta lanzó: “Es un verdadero cambio en la práctica de la Medicina contra la obesidad. Esta es la primera clasificación que nos ayuda a guiar el tratamiento en base a fenotipos patofisiológicos”.