El vinagre es un condimento que no pasa de moda. Desde el año 5.000 a.C., este líquido se utiliza para la cocina, medicina, bebidas y conservantes. Según cuenta la leyenda, su descubrimiento fue inesperado ya que de casualidad encontraron un vino que quedó almacenado por mucho tiempo, y al fermentarse paso a ser amargo.
Su sabor y aroma agrio se debe al ácido acético. Más allá del olor y el gusto, este producto aporta vitaminas, minerales, aminoácidos y compuestos polifenólicos. Si bien es normal usarlo para darle sabor a las comidas o la limpieza, existen datos de que en China, Oriente Medio y Grecia también tenía fines medicinales.
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En la parte de valor nutricional, el vinagre es bajo en calorías pero tiene pocos nutrientes. De hecho, la mayoría de estos aderezos no poseen ni sodio, ni azúcar. Sin embargo, es un gran aliado para cocinar y un buen conservante de alimentos.
La Universidad de Harvard compartió cuáles son los vinagres más comunes que existen:
- Vinagre blanco destilado: elaborado a partir del alcohol destilado y granos fermentados.
- Balsámico: se obtiene a partir de la uva fermentada y tiene un sabor más dulce.
- Vinagre de arroz: se elabora debido a la fermentación del arroz y es un poco más ácido.
- Vinagre de vino: está hecho a base de vino tinto o blanco. Su sabor es ácido y picante.
- Manzana: se obtiene a partir del líquido de manzana trituradas. Tiene un acidez más baja.
- Malta: es el resultado de la fermentación de la cerveza sin lúpulo. Tiene un sabor fuerte y ácido.
- Vinagre saborizado: es una mezcla entre puré de frutas y hierbas.
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