La linfocítica crónica es el tipo de leucemia más frecuente en adultos, representa más del 30 por ciento de los casos. Como no presenta síntomas específicos, en la mayoría de los casos, se detecta en forma incidental en chequeos de rutina. En el Congreso Europeo de Hematología (EHA), que tuvo lugar días atrás en Ámsterdam, se dieron a conocer resultados de una investigación que abre un nuevo capítulo en los avances contra esta enfermedad.
El estudio en cuestión, demostró que la combinación de medicamentos –libre de quimioterapia- permite obtener la remisión de la enfermedad en menos de un año. En otros países, esta combinación ya se puede indicar como ‘primera línea’, es decir, que el profesional no debe esperar a que el paciente falle a otras terapias antes para indicar su administración.
“Enfermarse hoy de leucemia es muy diferente a haberlo hecho 15 años atrás. Para varios tipos de esta enfermedad estamos viviendo unos avances sin precedentes. Cada vez somos más optimistas, porque vemos que se sigue mejorando el pronóstico de estas complejas enfermedades oncohematológicas”, sostuvo Fernando Piotrowski, Director Ejecutivo de la Asociación Leucemia Mieloide Argentina, y paciente con un tipo de leucemia.
Todos los medicamentos tienen potenciales efectos adversos y es parte ineludible del tratamiento. De todos modos, los tratamientos cada vez van más dirigidos a donde se desencadena la enfermedad, impactando mínimamente en otras áreas o procesos del organismo.
“De hecho, para varias enfermedades oncológicas de la sangre, y la leucemia linfocítica crónica es un claro ejemplo, hay esquemas terapéuticos que ya no incluyen la quimioterapia. Entonces, muchas veces los pacientes pueden seguir con su vida normal, no interrumpir su trabajo, no verse disminuidos físicamente y evitar todas las complicaciones que la quimio origina por el riesgo aumentado de infecciones”, subrayó Piotrowski.
La leucemia linfocítica crónica presenta algunas particularidades. Un tercio de los pacientes nunca necesitará tratamiento. Otro tercio no necesitará tratamiento inmediatamente, pero deberá realizarse controles para ver en qué momento la enfermedad avanza y es necesario tratarla. El último tercio necesitará tratamiento tras el diagnóstico.
“La importancia del diagnóstico radica en que el paciente esté controlado y, cuando lo necesite, reciba el tratamiento que su médico considere, y que sea el que mejores resultados le permita alcanzar”, concluyó Piotrowski.