Cuando nos encontramos en alguna reunión o en un lugar donde haya gente a nuestro alrededor, a veces nos pasa que, por ejemplo, si alguien se ríe, nos incita a reírnos también o al menos esbozar una sonrisa, mientras que otro de los fenómenos que no falla casi nunca es cuando una persona bosteza e inmediatamente varios de su alrededor harán lo mismo, momentos después.
Bostezar es abrir involuntariamente la boca y realizar una inhalación profunda y prolongada de aire y hay diferentes causas que pueden provocar un bostezo: por ejemplo, la más habitual es la somnolencia o cansancio, pero el contagio del bostezo ocurre, incluso, sin que estemos cansados. También existen otras causas poco frecuentes, como la reacción vasovagal (estimulación de un nervio llamado vago), la epilepsia, la esclerosis múltiple, la reacción a ciertos medicamentos o problemas con el control de la temperatura corporal (poco frecuente).
Los resultados obtenidos durante un estudio mostraron que el ritmo del contagio de los bostezos es mayor en primer lugar con parientes, en segundo lugar con amigos, conocidos y por último, desconocidos. Los hallazgos sugieren que el bostezo es una forma de solidarizarse con las personas que experimentan una sensación, que en este caso, se suele relacionar con estrés, ansiedad, aburrimiento o fatiga.
Una de las investigaciones sobre el bostezo
El autor de uno de los estudios, Ivan Norsica del Museo de Historia Natural de la Universidad de Pisa, Italia, explicó que se trata de un mecanismo para compartir las emociones. El contagio de un bostezo refleja las emociones de ambas personas.
Norscia y la coautora del estudio Elisabetta Papalagi, del Instituto de ciencias cognitivas y tecnologías de Roma, estuvieron un año recopilando datos conductuales de más de cien personas adultas de diferentes nacionalidades. Las observaciones se realizaron en diversos escenarios (en trenes o durante comidas) en Italia y Madagascar.
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Los científicos recopilaron distintas variables, tales como las relaciones de los sujetos entre sí, los países de origen, géneros y estilos de bostezo (bostezar con la boca abierta o bostezos más contraídos). El equipo desarrolló un modelo estadístico basado en sus datos y comprobó qué efectos de cada variable influían en el contagio de bostezos.
Las cuatro teorías del bostezo
Hay varias teorías para explicar el motivo por el que los bostezos pueden ser contagiosos, pero solo algunas son respaldadas por estudios científicos.
- Teoría de compartir las emociones: esta teoría es la que se desprendió del estudio realizado por los científicos italianos en el que señalaron que el contagio del bostezo se trata de un mecanismo para compartir las emociones. Según la investigación publicada en el diario PLoS ONE, el vínculo social resultó ser un predictor de respuesta al bostezo de otra persona.
- Teoría de la empatía. Esta teoría sugiere que el contagio del bostezo está relacionado con la capacidad de los seres humanos para experimentar empatía. Según esta idea, cuando vemos a alguien bostezar, nuestro cerebro “simula” la acción y activa los mismos circuitos neuronales responsables del bostezo, lo que nos lleva a bostezar también. Varios estudios encontraron una correlación entre la capacidad de empatía de una persona y su probabilidad de contagiar bostezos. Sin embargo, esta teoría también cuenta con detractores. El doctor Andrew Gallup, un psicólogo de la Universidad de Nueva York, llevó a cabo una investigación sobre la conexión entre la empatía y el bostezo. “Seguimos sabiendo relativamente poco sobre por qué bostezamos. Varios estudios hablan de que hay una relación entre el bostezo contagioso y la empatía pero, los resultados apoyando esta teoría son diversos e inconsistentes”, dijo Gallup.
- Teoría de la sincronización del cerebro. Esta teoría sugiere que el contagio del bostezo puede estar relacionado con la sincronización de la actividad cerebral entre las personas. Se demostró que las regiones del cerebro involucradas en la generación del bostezo, como el córtex motor primario, están sincronizadas entre individuos que experimentan el contagio. Estudios de neuroimagen funcional respaldaron esta idea, mostrando una activación similar en las áreas cerebrales relacionadas con el bostezo tanto en la persona que bosteza como en la que lo contagia.
- La teoría de la comunicación social. Esta teoría sugiere que el contagio del bostezo puede ser una forma de comunicación no verbal entre los individuos. En muchas especies animales, el bostezo es una señal de estado de ánimo o niveles de alerta, y se propuso que el contagio del bostezo puede servir como una forma de comunicación similar en los seres humanos. A través del contagio, podríamos transmitir información sobre nuestro estado emocional o nivel de fatiga a otros miembros de nuestro grupo social.