Según la UNESCO la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Por eso, cada 24 de enero, la Asamblea General de las Naciones Unidas celebra el Día Internacional de la Educación a nivel mundial. En 2023, el lema es “Invertir en las personas, priorizar la educación”, con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para lograrlo, necesitamos una nueva visión de la educación: las escuelas y las comunidades deben ser fuentes educativas de transformación social, ambiental y económica que permitan responder mejor a las necesidades reales de la sociedad y garantizar que se cumplan los derechos de cada niño y niña.
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Se necesita, como proponen grandes pensadores de la educación, como Jean Piaget, Paulo Freire y Noam Chomsky, una acción permanente, a partir de mecanismos como la observación, la curiosidad, la investigación, el diálogo y la elaboración y monitoreo de proyectos transformadores lo que permitiría alcanzar una educación de calidad, equidad e inclusión.
La transformación de la educación
Si adherimos a las acciones acordadas en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Transformación de la Educación, celebrada en el mes de septiembre de 2022, para este año estas iniciativas deberían ser comunitarias pero a su vez requerirían de compromisos locales y globales en apoyo a la Educación.
Uno de los documentos brindado por esta Cumbre alerta sobre la necesidad de abordar la mitigación de las diferentes formas de violencias ya que se estima que 246 millones de estudiantes experimentan diferentes formas de violencia en la escuela y sus alrededores cada año. Se reportó que uno de cada tres estudiantes ha experimentado intimidación, violencia o acoso escolar.
Los niños y niñas son demasiado a menudo víctimas de violencia, discriminación y exclusión por su condición socioeconómica, de discapacidad o migrante, estatus o por ser percibido como alguien diferente del resto. Estas violencias tienen un impacto significativo en la salud, el bienestar y afecta directamente los resultados del aprendizaje y la cohesión social.
¿Qué podemos hacer en concreto para lograr las transformaciones sociales que necesita cada comunidad?
Algunas propuestas educativas, las que probadamente han sido positivas, son las que fortalecen la convivencia, y, en consecuencia, avanzan en cambios profundos y sostenibles en las comunidades, tales como:
- Diseñar, planificar y realizar huertas ecológicas.
- Espacios de reciclado.
- Talleres de juegos.
- Museos locales.
- Libros con la historia del pueblo.
- Fichas con propiedades de los árboles y aves del lugar.
- Plantación de semillas.
- Propuestas para el turismo sostenible.
En todos los casos, el aprendizaje es movimiento, actitud, creatividad, humanización. Muy lejos debería quedar la información por la información misma sin meta, sin sentido, sin mover la curiosidad. La educación que transforma nos está esperando, elijamos participar positivamente para hacer posibles los cambios que el mundo necesita.
(*) Marta Lescano es Presidente de Fundación FEPAIS, magister en Enseñanza, investigadora, diplomada en Derechos Humanos autora de libros de nivel secundario y de material para docentes.