Cuando caminamos por la vía pública, en el trabajo e inclusive en nuestro propio hogar pueden suceder situaciones inesperadas que requieran una rápida respuesta. Un claro ejemplo es el paro cardiorrespiratorio (PCR). Se trata de la súbita pérdida del ritmo cardíaco y de la respiración que pone en riesgo a quien lo padece.
Por lo general, no se cuenta con un profesional en el momento de la emergencia, por eso es fundamental concientizar a la población acerca de la importancia de instruirse, aprender qué procedimientos se deben realizar y practicar la técnica a fin de estar preparados en caso de ser necesario. Además, la mayoría de los PCR acontecen en el hogar (cerca del 70% de los casos) y la primera respuesta queda a cargo de familiares.
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En el contexto de la pandemia por COVID-19, se han revisado los protocolos con el objetivo de proveer seguridad para los colaboradores y el equipo profesional. Todo aquel que se acerque a proporcionar su ayuda debe conocer estos cambios y utilizar los elementos necesarios para garantizar su protección, aunque esto implique una demora en el inicio de las maniobras.
¿Cómo identificamos un paro cardiorrespiratorio?
Cuando vemos que un individuo se encuentra tendido y no responde, debemos confirmar si la causa es efectivamente un paro cardiorrespiratorio. Para esto, necesitamos llamarlo fuerte y claro mientras movemos sus hombros con firmeza, controlamos el pulso y observamos su respiración. Una técnica contraindicada en la pandemia es la conocida como MES (miro, escucho y siento), ya que implica acercarse al rostro de la víctima para comprobar si respira. Actualmente nos limitamos a observar los movimientos del tórax (si se eleva y desciende). Si no obtenemos ninguna respuesta, no logramos sentir el pulso y no podemos percibir movimientos torácicos, confirmamos el diagnóstico de paro cardiorrespiratorio y debemos llamar con celeridad al número de emergencias médicas (107), o designar a una persona para realizar la comunicación y comenzar con las maniobras de reanimación.
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¿Cómo realizar las maniobras en contexto de la pandemia?
Antes de iniciar, será muy importante tener perfectamente colocado su barbijo y colocar un paño sobre la nariz y boca de la víctima en caso de que no tenga un barbijo o tapaboca colocado. Debe limitarse a realizar compresiones torácicas hasta que lleguen los profesionales, si cuenta con un desfibrilador externo automático (DEA), encienda el equipo y siga sus instrucciones.
Compresiones torácicas
Para que las compresiones sean efectivas, existe una técnica que tiene algunas especificaciones: debemos arrodillarnos junto a la víctima (situada sobre una superficie firme y boca arriba), colocar nuestras manos una delante de la otra entrelazando los dedos, extender los brazos y sin quebrar los codos apoyar el talón de nuestra mano hábil en el esternón (hueso que se encuentra en medio del pecho), inclinando todo nuestro cuerpo sin quebrar la cintura. Manteniendo siempre el contacto mano-esternón, realizamos una presión que haga descender el tórax aproximadamente entre 5 y 6 centímetros. El ritmo necesario es de 100 a 120 compresiones por minuto. Una indicación relevante en estos tiempos será limitar el número de personas presentes en el momento de las compresiones.
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Si bien la maniobra de RCP incluye ventilaciones (cada 30 compresiones torácicas, 2 insuflaciones boca a boca), se ha demostrado que cuando no se cuenta con el entrenamiento necesario, limitarse a realizar las compresiones torácicas es suficiente e indicado ante la posibilidad de realizar ventilaciones ineficientes que resulten una pérdida de tiempo. En este contexto, se suma a esta sugerencia la indicación de mantener el barbijo colocado y la nariz-boca de la víctima cubiertas durante la reanimación para evitar el riesgo de posible contagio y diseminación del virus. Por eso, es mejor dejar las respiraciones de lado. Recuerde también la importancia del lavado de manos, la ventilación cruzada de los espacios y la limpieza de superficies, cuando le sea posible.
Para finalizar, es importante mencionar que con la instrucción necesaria y la práctica de la técnica en contextos guiados, cualquier persona puede realizar reanimación cardiopulmonar RCP. Limitándose a efectuar los masajes cardíacos, no solo se aumenta la posibilidad de sobrevida de las víctimas, sino que se minimizan significativamente las secuelas.
(*) Mariel Alejandra Mansilla (M.N. 71.794) es licenciada en Enfermería, profesora Magíster en Gerencia y Administración de Sistemas y Servicios de Salud, y jefa del Departamento de Enfermería de ALPI, una asociación civil sin fines de lucro que se dedica a la rehabilitación neuromotriz de pacientes pediátricos y adultos. Profesora de EMAE y Hospital Roffo.