Junio es el mes internacional de concientización sobre la Afasia, un trastorno cognitivo multimodal que afecta no solo la comprensión auditiva, el lenguaje oral, la lectura y la escritura, sino también procesos cognitivos como la atención, la memoria y la concentración, entre otros. Miles de personas experimentan esta patología cada año como resultado de un accidente cerebrovascular, una lesión cerebral o una condición neurológica. Si bien es más frecuente que la enfermedad de Parkinson, la distrofia muscular o la parálisis cerebral, pocos saben de qué se trata, cuáles son sus causas, síntomas y tratamientos.
La afasia afecta a alrededor de 2 millones de personas en todo el mundo, según la National Aphasia Association. Cada año más de 180 mil personas experimentan esta patología, un trastorno de comunicación adquirido que es causado por un daño o lesión al lado izquierdo del cerebro, el cual controla el lenguaje. Entre el 25 y el 40% de los sobrevivientes de un derrame cerebral padecen este trastorno que afecta la capacidad de procesar el lenguaje, pero que no impacta en la inteligencia.
Con Bienestar habló con Silvia Rubio-Bruno, neurolingüista y presidenta de la Fundación Argentina de Afasia “Charlotte Schwarz”, que hizo énfasis en difundir este trastorno para “concientizar, prevenir y poder incluir a las personas que lo padecen en la sociedad, ya que solo de esa manera puede lograrse la inserción del paciente”.
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Qué es la afasia
La especialista explicó que “está ocasionada por una lesión cerebral causada por un accidente cerebrovascular (ACV), traumatismo de cráneo, tumores, meningitis, encefalitis, intoxicaciones por monóxido de carbono, entre otras patologías. El ACV es la causa más frecuente y grave en el mundo”.
Sobre eso último, brindó una serie de cifras que corroboran lo anterior: “El número de personas que han sufrido ACV ha aumentado en un 81% entre 1990 y 2017, con una incidencia anual de ACV entre 46.2 y 141 por 100.000 habitantes. El número de personas con afasia producida por ACV crecerá en Latinoamérica en los próximos años. Por eso, es necesario prestarles atención a los factores de riesgo y es muy importante la prevención”, sostuvo.
En Estados Unidos, la inmigración latinoamericana alcanzó 26 millones de personas en 2019 y en Europa, 5 millones. “Es por eso que es importante desarrollar la investigación y mejorar el trabajo clínico en personas con afasia que hablan español, un idioma que no ha sido analizado suficientemente en la literatura internacional sobre afasia. Dado que no existen estadísticas en la Argentina, se calcula (por extrapolación de EE.UU. y Europa) que existen 150 afásicos por millón de habitantes anualmente, debido a cualquier causa, ya sea ACV, traumatismos craneoencefálicos, tumores y otros. Se estima que en el país hay 6.673 afásicos por año. La prevalencia -según la National Aphasia Ass-, sería de 271.115 afásicos en todo el país”.
La especialista comentó que este trastorno es el déficit cognitivo “más devastador”, hasta el extremo de que algunos pacientes consideran que con alteración del lenguaje han perdido su identidad personal. “Los que lo han experimentado y pueden expresarlo lo interpretan así: ´La pérdida de la palabra me privó de mi propia estima´, ´Las palabras se habían borrado de mi cerebro´, ´Mi mente funcionaba al 100%, pero era la palabra lo que me faltaba´, ´Afásico sí, pero tonto no´, ´Del coco estaba bien, del habla no´”, reveló.
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En esa misma línea, Rubio-Bruno explicó que es “como si cayera un rayo sobre la persona e irrumpiera drásticamente en su vida” para siempre: “El ser humano pierde abruptamente, de un momento para el otro, lo más preciado y lo que lo diferencia del resto de las especies: el lenguaje. A raíz de las dificultades en su expresión, las personas con afasia son marginadas por la sociedad, que los eyecta tomándolos por adictos a las drogas y/o al alcohol. Por eso, no hay que olvidar que los pacientes con afasia presentan una discapacidad adquirida como demencia, Parkinson, ELA, Esclerosis Múltiple, Cadasil, entre otras patologías”.
Tratamiento
Para la especialista, el problema comienza cuando hay que decidir entre regresar al hogar o ingresar en un centro de rehabilitación. “En realidad, todo depende de si la persona posee o no un sistema de cobertura de salud. Si no la tienen, pueden ser derivados a un hospital público de rehabilitación. Si se decide internación domiciliaria (en personas con cobertura médica), el paciente recibirá una rehabilitación mínima de fonoaudiología y kinesiología, en el caso de presentar trastornos motores. El tema preocupante es la inasistencia de los profesionales para cubrir el tratamiento. Generalmente, las obras sociales y/o prepagas tercerizan o subcontratan las prestaciones que son de muy mala calidad”, acusó.
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La afasia impacta sobre una persona con sus funciones cognitivas maduras y una vida normal en marcha. “La pérdida de la capacidad para comunicarse con normalidad y fluidez -ligada a otros trastornos cognitivos y motores-, representa un corte abrupto que los sume en el silencio, la dependencia y el aislamiento, y los obliga a ingresar sin preparación previa en la discapacidad, teniendo que aprender a optimizar los recursos indemnes, adquirir nuevas destrezas para realizar tareas que hacían en forma automática y valerse de distintos tipos de apoyo, ya sean ayudas técnicas o de seres humanos. La única rehabilitación eficaz es la efectuada por especialistas en afasia (que hay muy pocos) y realizada en forma intensiva, es decir, durante varias horas por día”, concluyó.