El Congreso de Perú aprobó la creación de una comisión investigadora para evaluar al dióxido de cloro como posible tratamiento contra el coronavirus. Esa medida se da en medio de las advertencias mundiales sobre los riesgos que implica el consumo humano de ese compuesto químico que puede ser mortal.
La iniciativa fue propuesta por el congresista Posemoscrowte Chagua, del partido Unión por el Perú (UPP) y aprobada con 49 votos a favor, 39 en contra y 31 abstenciones. La misma, que había sido rechazada el 7 de mayo, plantea una investigación por 60 días en los que representantes del ministerio de Salud de ese país, científicos y expertos analizarán el dióxido de cloro como posible medicamento para hacerle frente al covid.
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Esa sustancia no está autorizada como medicamento y su ingesta e inhalación está desaconsejada por organismos internacionales. El mito de que este componente es un posible tratamiento contra el coronavirus tampoco termina de desaparecer. En este caso, la responsabilidad ya no viene sólo de las redes sociales sino también de las autoridades y de algunos profesionales que aconsejan su ingesta.
La Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) del ministerio de Salud de Perú dijo que “el dióxido de cloro es un poderoso agente blanqueador y su consumo puede causar graves daños a la salud, siendo algunos potencialmente mortales”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades sanitarias de varios países como Estados Unidos, Francia, España, Canadá, la Argentina, Brasil, Colombia y Chile alertaron sobre los riesgos de su ingesta. La OMS advirtió en varias ocasiones acerca de que no hay evidencia científica de que el dióxido de cloro sea eficaz para uso médico.
“El dióxido de cloro lleva años publicitándose como un remedio para muchas enfermedades que van desde malaria a diabetes, asma, autismo o, incluso, cáncer, pero ninguna institución sanitaria lo reconoce como medicamento”, explicó a Con Bienestar Héctor Berzel, (M.N. 83.577), toxicólogo del Hospital Gutiérrez y asesor de Toxicología del SAME.
Tanto la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT), como la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), aconsejaron no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina) porque no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos podría ocasionar graves efectos adversos en la salud. La recomendación se hizo en base al informe de 2020 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según los especialistas, el dióxido de cloro y el clorito sódico reaccionan de forma veloz en los tejidos humanos y, si se ingieren, pueden causar irritación de la boca, el esófago y el estómago, con un cuadro digestivo irritativo severo, con la presencia de náuseas, vómitos y diarreas. También puede provocar graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales. Por otro lado, la disminución de la presión arterial puede dar lugar a síntomas graves como complicaciones respiratorias debido a la modificación de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.
Su inhalación, a través de nebulizadores, puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales. Las concentraciones elevadas o la exposición prolongada a esta sustancia pueden ocasionar efectos adversos en distintos órganos del cuerpo. En el peor de los casos, puede producir la muerte de quien lo inhala o ingiere.