En mayo del 2019, durante la semana en la que se celebró la Fiesta de la Cultura Nativa en la localidad salteña de La Merced, una mujer se descompensó. Podría haber muerto pero, por fortuna, en el lugar se hallaban integrantes de la Fundación Salva Corazones con equipamiento para atender una emergencia cardiorrespiratoria. Habían ido hasta allí para dar charlas de RCP en el marco de las festividades y mostraron en vivo y en directo cómo atender un caso como aquél.
“Tras ese incidente, surgió la idea de que tenía que haber un desfibrilador en el lugar, porque era muy importante para esa comunidad que pudieran tenerlo”, explicó a Con Bienestar Carlos Montaldo, técnico en emergencias médicas prehospitalarias, instructor de paramédicos y presidente de la Fundación Salva Corazones.
// Tener a mano desfibriladores salva vidas después de un paro cardíaco
El Centro de Salud Inwasankiye atiende a las comunidades originarias de la zona, como wichis, tobas, chorotes y criollos. El nosocomio de mediana complejidad cerca de La Merced es el hospital de Santa Victoria Este. El camino entre ambas localidades es de tierra, por lo que cuando llueve sólo se puede acceder con vehículos 4x4.
Por la topografía del lugar, las ambulancias no siempre pueden llegar a atender un paro cardiaco en La Merced. “Que esté el desfibrilador aumenta hasta un 80 % las posibilidades de sobrevida de las personas de esa comunidad y las originarias que están alrededor”, destaca el presidente de la Fundación Salva Corazones.
Montaldo, siendo un especialista en la emergencia y la cardioseguridad, sabía que la falta de un desfibrilador externo automático (DEA) era peligrosa. Desde que regresó el 25 de mayo del año pasado a Buenos Aires, se enfocó en la tarea de conseguir la donación de uno de esos aparatos para la localidad. Casi lo logró en agosto, pero no resultó. Con la pandemia de coronavirus la meta parecía aún menos probable de concretarse, pero gracias al apoyo de varias instituciones, lo consiguió.
Con el desfibrilador donado, Montaldo empezó el viaje relámpago el mediodía del domingo 20 de diciembre desde el barrio de Villa Ortúzar. Pasó por Vicente López para levantar a la voluntaria y psicóloga social Cecilia González. La próxima parada fue en Baradero, dónde recogió al Coordinador del 107 de Baradero y Tesorero de Fundación Salva Corazones, Miguel Péndola. Finalmente, siguieron hasta Alta Gracia, donde se sumó a la comitiva la secretaria de la Fundación Cultura Nativa, Mariela Intile.
Al llegar a La Merced, instalaron el DEA. Al día siguiente, los cuatro realizaron una capacitación a los enfermeros del Centro de Salud Inwasankiye y el 23 de diciembre emprendieron el camino de regreso a sus hogares. En total, fue un viaje de 4.385 kilómetros ida y vuelta en el que cruzaron siete provincias.
“Fue un viaje cansador pero estamos emocionados porque el Centro de Salud Inwasankiye y la localidad de La Merced ya son un espacio cardioseguro”, manifiesta Montaldo.
Próximos proyectos
La donación del desfibrilador fue un paso importante, pero no el único para mejorar las condiciones sanitarias del área. Hay necesidad de otros elementos para que el lugar sea cardioseguro. Por otro lado, en la misma zona se encuentran cinco comunidades que tienen colegios secundarios rurales o salas de primeros auxilios que no cuentan con el equipamiento necesario.
“Nuestra idea es que cada una de esos puntos del Chaco salteño en esa zona tenga un desfibrilador para que si hay un paro cardiaco también tengan más posibilidades de sobrevida. Si no, no hay opciones de poder revertirlo por la distancia que hay entre el hospital y el de Tartagal, que es el de alta complejidad que está a más de 60 kilómetros. La zona no tiene acceso a la emergencia por la topografía del lugar: es de muy difícil acceso. Por eso, es fundamental que haya equipamiento para resolver cualquier tipo de emergencia”, indica el instructor de paramédicos.
Otros de los problemas que enfrentan esas comunidades son la desnutrición y la deshidratación. Las próximas charlas que proyecta la fundación consisten en enseñarles a potabilizar el agua, porque en la zona está contaminada o tiene bacterias. Beber puede implicar sufrir de diarrea, que termina en deshidratación.