Los principales desafíos comienzan por la convivencia. Estamos más vulnerables por el encierro y eso despierta irritación e intolerancia, malas respuestas y actitudes ofensivas. El tiempo compartido con tu pareja, que antes se potenciaba los fines de semana o en vacaciones, ahora abarca las 24 horas. No hay lugar adónde ir y los ambientes de un departamento parecen más pequeños que antes. Entonces, llega la hora de renovar el pacto, de establecer nuevos acuerdos, sin relegar espacios propios.
Hay que evitar lo que se llama habitualmente “escalada de violencia”. O sea, te contestan mal y vos subís el tono más aún, reprochando otras cosas. Ambos gritan y se insultan. Esto no sirve y lo único que se genera es malestar y resentimiento.
Una herramienta útil para estos casos es “neutralizar” las respuestas desagradables. Esto no significa que tengas que tolerar maltrato ni someterte a nada, sino sencillamente no darle más energía a la situación incómoda o violenta.
¿Cómo hacerlo? Regulando las emociones para que el desagrado o la bronca no te hagan reaccionar. Acá te paso algunos consejos:
● En primer lugar, sé extremadamente amable con todos, tratá de no pelear por cosas insignificantes.
● Si surge la discusión y tu interlocutor está alzando la voz, retirate del lugar de la pelea, si podés ir a otra habitación, mejor.
● Hacé al menos tres inspiraciones profundas por la nariz, eso ayudará a que bajen tus pulsaciones y de alguna manera te “enfriará” en el envión.
● Podés por ejemplo ir al baño y lavarte la cara con agua fría. Ayuda a calmar las ideas y baja el calor y rubor que genera el malestar.
● Tomá un vaso de agua fresca, de a sorbos cortos, sintiendo que va diluyendo la bronca.
● Poné un freno cognitivo. Aunque no es fácil porque implica distanciarse de la situación, se trata de comprender que todos estamos estresados y eso baja nuestro nivel de tolerancia.
● Si tu interlocutor quiere continuar la discusión, vos planteá claramente que no, diciendo, por ejemplo, “no quiero hablar de esta manera” o “no quiero hablar así en este momento”.
● Si vas a responder, intentá que tu voz sea lo más suave y baja posible. Si podés hablar “lento”, mejor. Si hacés esto, tené cuidado de que no parezca una burla a tu interlocutor, porque eso agudizaría el conflicto.
● En cuanto todo se haya calmado, tratá de conversar serenamente de lo que sucedió. La regla es que comiences reconociendo tu parte de responsabilidad. Es cierto que es lo más difícil, pero frases como “No advertí que estabas nervioso”, “perdón por no escucharte”, hace que la otra persona baje las murallas de defensa en las que preparaba otra discusión.
● En lugar de reprochar con frases como “vos siempre hacés lo mismo” o “vos nunca me entendés”, tratá de comenzar la frase con “Yo me siento…” “Yo siento que…”. Pueden negarte que hicieron o no algo, pero no pueden negar que vos sentís algo en particular.
● Tratá de no ser determinante ni tomar grandes decisiones en estos días, ya que el estrés sostenido distorsiona el pensamiento y nos hace ver sólo lo negativo en las situaciones.
● No generalices los conflictos: que se hayan peleado porque quedaron platos sin lavar no quiere decir que hayan dejado de quererse.
Las situaciones difíciles a veces hacen aflorar lo peor de cada uno, y quizás sin darte cuenta vos también hacés cosas que molestan a los demás. Tenés varios días por delante de esta cuarentena obligatoria, tratá de pasarla lo mejor que puedas, y sé amable con quienes comparten la convivencia con vos. Todos estamos en lo mismo , así que quedate en casa pasándola bien.
(*) Laura Podio es licenciada en Arte y Psicóloga (MN: 66722), fundadora y directora de PSIDEAR Psicología desde el Arte.
