La joven bibliotecaria estadounidense Jennifer Slone sufrió una picadura de una garrapata que tuvo consecuencias que pudieron resultar letales, y ahora no descansa en concientizar a los demás sobre este potencial peligro.
Recientemente, Jennifer pasó varias semanas internada en un hospital de Ohio, mientras los médicos luchaban para bajar su fiebre de más de 40 grados. Desarrolló meningitis y su hígado se vio impactado por una fuerte infección. Llegó a necesitar tres transfusiones de sangre.
Jennifer tenía erliquiosis, una infección bacteriana provocada por la picadura del insecto. “Pensé que este era el final”, se lamentó su esposo Nick. Por fortuna, la joven sobrevivió y, después de varios días en el hospital, muchos de los cuales no recuerda, pudieron volver a casa.
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Tras hablar con los medios y su familia, Jennifer aseguró que le resulta difícil entender que la mordedura de un insecto la pusiera tan enferma. “Crecí toda mi vida corriendo con garrapatas cerca mío y nunca imaginé nada grave”, comentó.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos advirtió que las enfermedades causadas por las garrapatas y los mosquitos están en aumento. De 2004 a 2016, el número de casos de enfermedades transmitidas por garrapatas en Estados Unidos creció de 22.527 a 48.610. Durante ese período de tiempo, la cantidad de casos de enfermedades transmitidas por mosquitos aumentó de 4,858 a 47,461.
La variante “erliquiosis”
Nueve de las 16 enfermedades incluidas en el estudio son relativamente nuevas. Una de las nuevas enfermedades es una variante de la erliquiosis, la infección que sufrió Slone. La Universidad de Massachusetts es la “zona cero” para la investigación de las garrapatas. Cada semana, miles de personas de todo el país envían mensajes a su programa TickReport para que se hagan pruebas de detección de enfermedades.
Los síntomas de una enfermedad transmitida por garrapatas a menudo se parecen a la gripe u otras enfermedades, por lo tanto, a menos que un médico pregunte por una picadura de garrapata, un paciente podría no recibir el tratamiento adecuado, aseguraron los expertos.
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Afortunadamente, cuando Slone se presentó en la sala de emergencias del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio con fiebre alta y vómitos, los médicos tuvieron el tino de preguntar si había sido mordida por una garrapata. Ella les dijo que recordaba haberse sacado una de la piel de su panza semanas antes. Los médicos aplicaron un antibiótico basado en doxiciclina, aunque tomó varios días para que le bajara la fiebre y tres meses para que se recuperara por completo.
Jennifer recuerda que la garrapata tal vez la pudo haber picado en el patio de la casa de un amiga. La joven explicó que una vez recuperada, tenía miedo de salir al exterior, aun siendo amante de la jardinería como era. “Pero decidí que amo la naturaleza, y no voy a permitir que algo como esto me dé miedo", dijo. "Otras personas tampoco deberían temerle a la naturaleza siempre que se tomen las precauciones necesarias".
Sus consejos son: usar mangas largas y pantalones largos. El pantalón debe ir dentro de las botas para asegurarse de que los insectos no se arrastren por las piernas. “También deben rociarse con repelente de insectos con DEET u otro químico aprobado por las autoridades sanitarias de cada país. Es terrible enfermarse cuando es tan fácilmente prevenible”, concluyó.
