Hacer ejercicio regularmente es una de las recomendaciones más habituales para mejorar la salud física y mental. Sin embargo, para quienes sufren migrañas, la relación entre actividad física y bienestar no siempre es tan directa. Mientras que en algunas personas el movimiento puede aliviar los síntomas, en otras puede funcionar como un desencadenante del dolor. ¿Es posible entrenar sin miedo a sufrir una crisis? ¿Qué tipo de ejercicios conviene elegir? La ciencia empieza a responder estas preguntas con nuevas investigaciones.
Un estudio reciente de la Universidad de Curtin, en Australia, revela que hacer ejercicio físico puede tener efectos muy distintos en quienes padecen migraña. En algunos casos, ayuda a prevenir y aliviar los ataques; En otros, puede desencadenarlos. Según los investigadores, uno de cada tres pacientes migrañosos evita el deporte por miedo a un nuevo episodio.
Leé más: Cefalea o migraña: cómo diferenciar los dolores de cabeza
“El ejercicio físico puede actuar como un factor protector o como un desencadenante”, explicó el investigador australiano Rhiannon Patton, autor principal del estudio publicado por la Australian Broadcasting Corporation. “Lo más importante es comprender qué tipo de actividad y bajo qué condiciones genera beneficios o riesgos para cada paciente”, añadió.

La investigación, que analizó la experiencia de 100 personas diagnosticadas con migraña, determinó que la intensidad del ejercicio y el estado físico general son determinantes. Las actividades de baja a moderada intensidad, como caminar, andar en bicicleta o hacer yoga, tienden a ser mejor toleradas. En cambio, los ejercicios intensos, como el entrenamiento de intervalos o los deportes competitivos, suelen estar más asociados con el inicio de un ataque.
La ciencia detrás de la migraña y el ejercicio
Los cambios en la presión arterial, la deshidratación, el aumento de la temperatura corporal y la falta de sueño son algunos de los factores que pueden convertir al ejercicio en un desencadenante. Además, el esfuerzo físico puede generar la liberación de neurotransmisores como la serotonina, que en algunas personas sensibles podría precipitar un episodio migrañoso.
“Cuando el cuerpo está desregulado, incluso un esfuerzo leve puede generar estrés fisiológico que desencadena una migraña”, explican expertos especializados en cefaleas. “Por eso, es clave que el paciente conozca sus límites, esté bien hidratado y evite el ejercicio en ayunas o en condiciones de alta exigencia”.

Desde el punto de vista preventivo, el ejercicio aeróbico moderado y regular puede reducir la frecuencia e intensidad de las migrañas. Se cree que esto ocurre por la mejora en la circulación, la disminución del estrés y la estabilización de los ritmos biológicos.
Recomendaciones para moverse con seguridad
Para quienes sufren migrañas, los expertos recomiendan:
- Realizar actividad física de forma regular y con intensidad moderada.
- Evitar los entrenamientos muy intensos o competitivos, especialmente sin supervisión.
- Dormir adecuadamente y mantenerse hidratado antes, durante y después del ejercicio.
- Evitar el ejercicio en ambientes muy calurosos o húmedos.
- Consultar con un profesional de la salud antes de iniciar un plan de entrenamiento si se sufre de migraña crónica.
La clave está en escuchar al cuerpo. “Cada persona es diferente y lo que ayuda a uno puede perjudicar a otro”, señaló Rhiannon Patton desde Australia. “Lo importante es que el ejercicio no sea descartado por completo: con el enfoque correcto, puede ser parte del tratamiento”.