El TDAH es una afección neurodesarrollada caracterizada por impulsividad, déficit de atención e hiperactividad. Sin embargo, muchas personas que lo padecen experimentan episodios de “hiperconcentración”, un estado de enfoque extremo en actividades que les resultan particularmente interesantes o estimulantes. Esto puede parecer contradictorio, ya que el TDAH se asocia generalmente con la incapacidad de prestar atención.
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¿Cómo se explica este fenómeno? Según los especialistas, el TDAH no es una limitación para concentrarse, sino una dificultad para regular la atención. Esto significa que, cuando algo capta su interés, las personas con TDAH pueden enfocarse de manera extraordinaria, ignorando incluso lo que sucede a su alrededor. Como explica la terapeuta Meredith Carder de Phoenix, Arizona, “muchas personas con TDAH disfrutan del enorme aumento de productividad que puede traer un estado de hiperconcentración, pero esto puede tener un lado oscuro. A menudo, se sienten irritables cuando se les interrumpe o agotadas tras un episodio de hiperconcentración”.
El “flujo” y la abundancia de atención
El psiquiatra Edward Hallowell, reconocido por sus investigaciones sobre el TDAH, utiliza el término “flujo” para describir la hiperconcentración. Este concepto, desarrollado por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, húngaroestadounidense, profesor de psicología en la Universidad de Claremont, se refiere al estado de inmersión total en una actividad significativa y desafiante. “Es cuando funcionás de la mejor manera posible”, explica Hallowell.
En lugar de un déficit de atención, Hallowell describe el TDAH como una “abundancia de atención”, donde la dificultad radica en regular el foco. Las personas con TDAH pueden concentrarse intensamente cuando algo les apasiona, pero esta capacidad no se activa con tareas que consideran poco interesantes o rutinarias. Este desequilibrio puede generar problemas en el ámbito académico o laboral.
Hiperconcentración: ¿ventaja o desafío?
Si bien la hiperconcentración puede ser una herramienta poderosa para la productividad en actividades estimulantes, también conlleva desafíos importantes. Las interrupciones en este estado pueden generar frustración, irritabilidad y fatiga, afectando tanto el bienestar emocional como las relaciones personales. Además, la incapacidad de regular la atención puede hacer que las personas con TDAH pierdan oportunidades en contextos donde no logran involucrarse emocionalmente.
Comprender la hiperconcentración como parte del TDAH permite derribar prejuicios sobre este trastorno. Lejos de ser una simple dificultad para concentrarse, el TDAH es una condición que requiere estrategias personalizadas para canalizar la atención de manera efectiva. Con el apoyo adecuado, las personas con TDAH pueden transformar esta característica en una fortaleza y alcanzar su máximo
El TDAH no es una barrera insalvable, sino un desafío que puede ser superado con herramientas apropiadas. Desde la educación hasta la terapia, la clave está en ayudar a quienes lo padecen a equilibrar su atención, permitiéndoles encontrar su “flujo” en la vida cotidiana.
