El laboratorio de Nadine Gaab lleva más de 15 años adentrándose en el funcionamiento del cerebro de los más jóvenes, enfocándose en discapacidades no aparentes como la dislexia. Gaab, profesora adjunta de Educación en la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard, comenta: “Es un proceso muy desafiante y gratificante al mismo tiempo”. Su equipo observa de cerca a los niños mientras aprenden para comprender mejor el desarrollo cerebral, el comportamiento, la genética y el entorno.
Descubriendo diferencias antes del jardín
El Laboratorio Gaab, ubicado en la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard desde 2021, centra sus estudios en trayectorias de aprendizaje atípicas. Uno de sus grandes desafíos ha sido determinar cuándo se manifiestan las características cerebrales asociadas con la dislexia. Los científicos ya sabían que las personas con dificultades para leer presentan una estructura y funcionamiento cerebral atípicos, pero querían saber si estos rasgos surgen como respuesta a los desafíos escolares o si aparecen antes.
Leé también: Día Internacional de la Dislexia, un trastorno que afecta al 10 por ciento de la población mundial
El estudio longitudinal de dislexia de Boston (BOLD), iniciado en 2007, demostró que algunos rasgos cerebrales vistos en niños de tercer o cuarto grado ya se podían detectar en edad preescolar. Esto motivó un nuevo estudio, el BabyBOLD, que sigue a bebés de 3 a 8 meses con riesgo familiar de dislexia, monitorizándolos hasta la escuela primaria o secundaria.
Intervenciones proactivas
Los hallazgos del BabyBOLD muestran que ciertas características cerebrales atípicas presentes en niños mayores ya están en bebés, especialmente en la materia blanca y en sus patrones de conectividad. Esta información es crucial para la educación, ya que plantea la necesidad de intervenir antes de que empiece la educación formal en lectura.
“Gran parte de la importancia del trabajo del Laboratorio Gaab tiene que ver con el hecho de que existen algunas diferencias en el desarrollo de los niños antes de que comiencen a recibir instrucción formal en lectura”, señala Ted Turesky, investigador del laboratorio. Esto abre un camino hacia un modelo educativo proactivo, en lugar del antiguo “esperar a que fracasen”, que a menudo deja a los niños con baja autoestima y experiencias negativas.
Nadine Gaab destaca la urgencia de este nuevo enfoque: “Todos los niños tienen derecho a leer bien. Todos los niños tienen derecho a acceder a todo su potencial”. El laboratorio trabaja con comunidades, organizaciones de padres y agencias gubernamentales para promover evaluaciones tempranas de riesgo y apoyar a los niños con discapacidades invisibles.
Metodología amigable para los pequeños
Las jornadas en el laboratorio pueden durar desde la mañana hasta la noche e involucran largas sesiones con niños, que incluyen monitoreo del comportamiento, pruebas y escáneres cerebrales. Para que los niños se sientan cómodos en la resonancia magnética, los investigadores convierten la experiencia en un juego divertido, a menudo usando películas como “Kung Fu Panda”.
En colaboración con grupos como Decoding Dyslexia Massachusetts, el Laboratorio Gaab aboga por evaluaciones universales de alfabetización temprana, ya impulsadas por iniciativas como la medida de 2022 liderada por James Peyser. Estos esfuerzos pretenden cambiar el enfoque reactivo a uno proactivo, garantizando intervenciones más tempranas y eficaces para niños con dificultades de lectura.
El trabajo de Gaab y su equipo subraya la importancia de reconocer y abordar las discapacidades invisibles desde sus inicios, abriendo puertas a un futuro educativo inclusivo donde todos los niños puedan alcanzar su máximo potencial.