Escribir los números al revés, invertidos o en espejo. Confundirse al leer las vocales, cambiar unas por otras, así como las consonantes como la b por la d ó la p por la q, “son signos típicos de la dislexia”, resume Annette Höinghaus, portavoz de la Asociación Alemana de Dislexia y Discalculia (BVL).
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta principalmente a la lectura y la ortografía. Los niños que la padecen deben gastar una cantidad desmesurada de energía practicando estas habilidades, ya que “tienen problemas para formar sílabas a partir de letras”, señala Höinghaus.
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Esto no pasa desapercibido para los padres de un chico disléxico que lee muy despacio y de forma vacilante, y no puede captar el significado del texto. El niño tiene que poner todo su empeño en simplemente leerlo correctamente.
¿Qué sucede exactamente en el cerebro del chico?
Las regiones cerebrales que componen lo que se conoce como el centro del lenguaje no se activan como en un cerebro no disléxico. Las vías neuronales son menos eficientes.
“Debido a un trastorno neurobiológico arraigado en un defecto genético, lo que el niño lee no se almacena adecuadamente”, explica Höinghaus, comparando el trastorno con el daltonismo.
Les aconseja a los padres de niños que tienen dificultades con la lectura o la ortografía que un psicoterapeuta o un psiquiatra pediátrico analice el problema. Teniendo en cuenta la edad y el nivel de clase del niño, el especialista comprobará si la causa puede ser algo distinto a la dislexia, como el estrés emocional por el acoso escolar o el divorcio/separación de los padres.
Las dificultades auditivas o visuales, o la falta de concentración como resultado del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), también pueden ser la razón de los errores de lectura u ortografía “normales”.
Una discapacidad de lectura y/o ortografía a menudo permanece mucho tiempo sin ser reconocida, lo que agrava el problema. “Cuando los niños tienen dificultades para leer con fluidez, la lectura no es divertida para ellos y la evitan”, comenta Höinghaus, quien dice que una estrategia típica de evitación es pedir que se les lea, y simplemente mirar las imágenes del libro.
La dislexia entre los niños en edad escolar no es infrecuente. “Estimamos que entre el 10% y el 12% tienen el trastorno, alrededor del 5% de ellos solo con una discapacidad de lectura, alrededor del 5% solo con una discapacidad de ortografía y el resto con ambos”, dice Höinghaus.
La buena noticia es que con ayuda adicional en la escuela o tutoría individual, la mayoría de los niños disléxicos pueden alcanzar el nivel promedio de las habilidades de lectura y ortografía de sus compañeros en dos años más o menos, según Höinghaus.
“Desafortunadamente, esto rara vez sucede”, dice. “O no hay suficientes maestros, los maestros no tienen suficiente tiempo o carecen de la competencia necesaria”.
Ella ofrece algunos consejos para ayudar a los niños con una discapacidad de lectura y/o ortografía.
Seis maneras de mitigar una discapacidad de lectura:
- Los libros deben estar en letra grande, con una fuente de al menos 14 puntos y sin tipos de letra serif con conos horizontales en las letras, como los que se encuentran en Times New Roman o Garamond, por ejemplo. El interlineado debe ser al menos 1,5 veces mayor que el tamaño de la fuente, “de lo contrario, los disléxicos a menudo se deslizan hasta la línea de abajo”.
- Los padres deben preguntar a los maestros si pueden formatear los textos en consecuencia. Las hojas de trabajo no deben estar llenas de texto ni tener diferentes cosas copiadas en una sola página. “El mero hecho de ver esto es estresante para los niños disléxicos”, advierte Höinghaus, y añade que una página A4 escrita con precisión no les motiva. “Todo lo contrario, si una página está sobrecargada, piensan que no hay forma de que puedan leerla”.
- Los profesores no deben exigir que todo se copie de la pizarra. De lo contrario, los niños disléxicos podrían ser incapaces de seguir la lección, siendo “bloqueados” al tratar de copiarla toda. También pueden tener dificultades para copiar las tareas del pizarrón. Si es así, se les debe permitir fotografiar la pizarra con un teléfono inteligente o hacer que el maestro les envíe las tareas por correo electrónico.
- En la era digital, las hojas de trabajo deben enviarse al campus, en formato digital editable, en las que se pueden cambiar las fuentes como se desee. “Si todos los alumnos los entienden de esta manera, un niño disléxico no se destacará de los demás”, dice Höinghaus.
- Para que la lectura sea divertida para los niños disléxicos, los padres pueden hacer uso de sus pasatiempos. Si al niño le gustan, por ejemplo, los caballos, los juegos de detectives o el fútbol, deben leer libros sobre el tema juntos, “idealmente por turnos, el padre leyendo una parte más grande, el niño una parte más pequeña”, sugiere Höinghaus. Esto ayudará al niño a entender el contenido del libro.
- Si el niño va a una escuela secundaria, se puede utilizar un software de texto a voz.