Hay padres que no tienen mucha opción y cambian apenas la hora del despertador para cumplir con otra rutina, la de la colonia de invierno. Otros, que tampoco pueden dejar de trabajar, buscarán ayuda en alguna abuela, tía o prima que auxilie en casa o con algún paseo. También están los que sí pueden disponer de días libres y entonces, llenarán a los chicos de actividades, de colas que nadie quisiera hacer y de nuevo: corridas, berrinches, fastidio y el reloj que no da respiro.
“Hay distintas opciones, incluso de colonia. Algunas, los tendrán corriendo y otras, los dejarán pintar, dibujar y dormir la siesta”, aclara María Zysman, licenciada en Psicopedagogía.
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En el caso de las familias que todo tiempo tienen que hacer programas bajo el lema “¿Y hoy adonde vamos?”, la sugerencia es tener en cuenta que los chicos quizá quieran quedarse en pijamas, mirar dibujitos, leer cuentos, dibujar y romper rutinas del modo más sencillo posible: con el aburrimiento.
“Mamá, papá, estoy aburrido”: la frase más temida de los padres
La tecnología, el consumismo y el enorme aumento de las actividades incluso gratuitas que se ofrecen, dieron espacio para que las vacaciones de invierno sean días estructurados, con poco tiempo para simplemente “ser”.
Por otro lado, la amenaza del peligro de extraños significa que muchos padres sean reacios a dejar que los hijos jueguen afuera sin supervisión, y observar la vida de otras familias en las redes sociales puede hacer sentir que se están “quedando cortos” de propuestas entretenidas.
“Evitar que los chicos se sientan aburridos es erróneo de la misma manera que proteger a los niños de sentirse tristes, o sentirse frustrados, o que alguna vez se sientan enojados”, explica Erin Westgate, profesora asistente de psicología en la Universidad de Florida, EE.UU. y agrega: “hay una especie de estigma cultural asociado al aburrimiento”.
Los chicos necesitan aprender a tomar la iniciativa y pensar en formas de ocuparse, que no sean dictadas por otra persona. Zysman plantea que lejos de ser algo malo, los períodos de aburrimiento, donde los chicos tienen que depender de sí mismos para entretenerse, son esenciales para una infancia saludable. Y enumera algunos beneficios del aburrimiento:
- Desarrolla la creatividad y la imaginación.
- Estimula la tolerancia
- Da lugar a la introspección
- Enfrenta a la frustración.
- Motiva la búsqueda de amigos y la conexión con otros
“Darles la oportunidad de probar cosas por su propia voluntad, aumenta su sentido de descubrimiento y curiosidad y les ayuda a explorar lo que les trae alegría”, completa la directora de Libres De Bullying.
Estar aburrido es una parte importante de encontrar sentido en la vida. Cuando los chicos están aburridos, los ayuda a encontrar valor en sus propias experiencias y desarrollar su propia visión única del mundo, lo que los hace psicológicamente más fuertes para el futuro.
