Primero, un accidente cerebrovascular (ACV), luego, sobreviene la depresión: es algo que se da con cierta frecuencia. Aproximadamente un tercio de los pacientes que sufren un ACV desarrolla en el transcurso del año posterior una depresión que requiere tratamiento.
A los afectados les cuesta, por ejemplo, reunir fuerza para las tareas de la vida cotidiana o se dan cuenta de que ya no disfrutan de la compañía de sus familiares. Se sienten inseguros, con miedos y desesperanzados.
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Ese tipo de sentimientos es normal en el procesamiento de un ACV, señala la neuropsicóloga Caroline Kuhn. Con el tiempo suele pasar sobre todo si uno los comparte en confianza con familia y amigos.
Pero si aun con paciencia y apoyo estos sentimientos difíciles no disminuyen a largo plazo, es indicio de que se está presentando una depresión.
Por cierto: una depresión se puede desarrollar también meses después de haber sufrido un ACV, es decir, cuando lo peor ya fue superado.
Quien suponga que está afectado, debería pedir consultar con su médico o con un neurólogo. El profesional puede indicar entonces los pasos a seguir, uno de ellos puede ser, por ejemplo, una psicoterapia.
El cuidador, un apoyo importante
En un estudio de 2016 sobre los factores que influyen en la depresión tras un ACV, se observó que el optimismo y la autoestima del cuidador pueden ayudar a combatir la depresión del paciente.
En el estudio, que se presentó en el congreso anual de la International Stroke Conference, se realizó un seguimiento de 112 supervivientes con depresión y sus parejas durante dos meses. La diferencia con respecto a estudios anteriores es que, en este, se observó al superviviente y a su cuidador como un equipo, no de forma individual.
“Tradicionalmente, nos habíamos centrado en los resultados del superviviente del ACV, pero hemos descubierto que el optimismo y la autoestima del cónyuge o cuidador están relacionados con la depresión del paciente”, explica la autora del estudio Misook Chung, Ph.D, R.N. y profesora asociada en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Kentucky. “Cuando el cónyuge tiene un nivel alto de autoestima y optimismo, el paciente tiene niveles más bajos de depresión”, menciona Chung.
Dado que la salud del cónyuge o pareja desempeña un papel tan fundamental en la recuperación de la víctima del ACV, es importante que reciba apoyo y se le dé prioridad a su salud emocional.