Los hijos de mujeres con depresión desarrollarían respuestas inmunológicas alteradas y tendrían un mayor riesgo de padecer trastornos psicológicos, sugirió un estudio.
En la publicación Depression & Anxiety, los autores explican que la depresión materna tendría un efecto significativo en la manera en que funciona el cerebro de los hijos.
"Cuando una persona crece con una madre con depresión clínica, se altera la respuesta orgánica al estrés y la inmunidad", dijo la autora principal, Ruth Feldman, profesora Simms-Mann de neurociencia del desarrollo del Centro Interdisciplinario en Herzlia, Israel, y profesora adjunta del Centro de Estudios Infantiles en la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut.
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"Esto sucede en familias de bajos ingresos, en las que tienen a ambos padres y en las que no hay problemas de ingresos o enfermedades físicas", explicó.
Su equipo hizo seguimiento a 125 recién nacidos hasta que cumplieron 10 años. Cuando tenían seis meses, las madres respondieron cuestionarios para determinar los niveles de depresión y ansiedad de los bebés. El equipo volvió a controlar a las familias cuando los niños tenían seis años.
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A los 10 años, los autores determinaron en las madres y los hijos los niveles de la hormona del estrés, cortisol, y del marcador inmunológico inmunoglobulina secretora, además de observar cómo interactuaban ambos y si los niños tenían síntomas de distrés psicológico como comportamientos extrovertidos, introvertidos o ansiosos.
También se diagnosticaron trastornos psiquiátricos en las mujeres y sus hijos si correspondía.
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El equipo determinó que las madres con depresión tenían niveles más altos de cortisol e inmunoglobulina secretora. Las madres también tenían un estilo de crianza más negativo.
Asimismo, los hijos de las mujeres deprimidas registraron niveles más altos de inmunoglobulina secretora y eran más propensos a tener conductas extrovertidas, ansiosas o introvertidas que los niños de mujeres sin depresión.
