Dicen que los ojos son el espejo del alma y uno de los sentidos más valiosos. Sin embargo, cada exposición al aire libre implica riesgos para la salud ocular. Aunque la luz solar contribuye a la producción de vitamina D, los ojos, al ser extremadamente sensibles, pueden verse afectados por los rayos UV, provocando daños a corto y largo plazo.
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El cuerpo cuenta con mecanismos naturales de defensa, como entrecerrar los ojos al caminar bajo el sol, lo que ayuda a reducir la exposición a la luz intensa. Aun así, la exposición prolongada puede causar:
- Envejecimiento ocular
- Deterioro de la visión
- Enfermedades graves como cataratas o degeneración de la retina, pudiendo incluso derivar en pérdida de visión.
Uno de los problemas más comunes es la fotoqueratitis, una “quemadura solar” en los ojos que genera dolor intenso y síntomas repentinos. Aunque suele resolverse sin dejar secuelas permanentes, se recomienda consultar a un oftalmólogo para una evaluación adecuada.
Si bien algunas marcas de lentes de contacto ofrecen protección UV, el uso de anteojos de sol sigue siendo la mejor defensa, especialmente en climas secos, calurosos o ventosos. Los lentes de contacto protegen solo el centro del ojo, dejando expuestas áreas sensibles como los párpados y la esclerótica. Además, el uso prolongado de lentes de contacto puede secar e irritar los ojos, por lo que se recomienda retirarlos al regresar a casa para permitir que los ojos se recuperen.
El verano trae consigo no solo altas temperaturas, sino también una mayor exposición a los rayos solares que pueden afectar la salud ocular. Proteger los ojos del sol abrasador es esencial para prevenir daños.
Qué hacer y qué evitar durante el verano para mantener una visión saludable
- Utilizar anteojos de sol con protección UV. Asegurarse de que las gafas protejan contra los rayos UVA y UVB. Complementar con un sombrero de ala ancha proporciona una barrera adicional contra la luz solar directa.
- Mantener la hidratación ocular. hidratar los ojos con gotas lubricantes y beber suficiente agua durante el día.
- Protegerse al nadar. Utilizar gafas de natación para evitar que el cloro o el agua salada irriten los ojos.
- Evitar la exposición prolongada al aire libre. Descansar los ojos en ambientes frescos y con sombra siempre que sea posible.
- Higiene y cuidado. Lavarse las manos con frecuencia y evitar frotarse los ojos, especialmente después de estar en contacto con superficies sucias.
- Protección durante todo el año. Las nubes no bloquean los rayos ultravioletas. Usar anteojos de sol incluso en días nublados para protegerse de la radiación solar.
- Conducción segura. No manejar sin protección ocular. Las ventanillas laterales del automóvil bloquean solo el 70 % de los rayos UV, mientras que el parabrisas ofrece una protección del 96 %.
Si bien los anteojos de sol son fundamentales, el uso de un sombrero o visera puede bloquear físicamente la luz directa y proteger aún más los ojos. Parpadear con frecuencia ayuda a mantener la humedad ocular, lo que es crucial durante el verano, cuando el aire suele ser más seco. Mantenerse hidratado y seguir estas recomendaciones contribuirá a preservar una buena salud visual.
(*) El doctor Roberto Albertazzi (M.N. 54.836) es médico oftalmólogo. Presidente de la World Keratoconus Society y miembro fundador de la Sociedad Argentina de Cirugía Refractiva, Córnea y Cataratas. Miembro del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO)