En la era moderna, el concepto de ser un “superhumano” solía ser la meta hasta hace poco tiempo. La búsqueda del rendimiento extremo, la productividad incesante y vivir al límite se consideraban los signos de éxito. Como consecuencia, estamos viendo generaciones enteras tomadas por la ansiedad y el estrés sostenido en los años, transformado en síndrome de ‘burnout’ (del quemado).
Sin embargo, en la actualidad, estamos viendo un cambio hacia lo que podríamos llamar “híperhumanos”. Esta nueva perspectiva se centra en maximizar nuestra humanidad y reconocer la misma humanidad en cada individuo, en lugar de vivir en condiciones superlativas corriendo tras el rendimiento constante, y con un nivel de urgencia que lo único que logra es vaciarnos de sentido y enfermándonos gravemente.
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Qué es ser híperhumano en este tiempo
Ser un híperhumano implica abrazar nuestra humanidad en su máxima expresión. No se trata solo de lograr metas y ser altamente productivos, sino de conectarnos con nuestras emociones, relaciones y valores.
La perspectiva de ser más humanos y conectados unos con otros, nos permite conectar sin la sobreexigencia de dar siempre más de lo que podemos; sin perder de vista la calidad de lo que deseamos lograr como resultados en cualquier aspecto.
En definitiva, se trata de modelar la mentalidad, pasando progresivamente de la exigencia despiadada, a una excelencia razonable dentro de lo humanamente posible, haciendo siempre el ciento por ciento que está a nuestro alcance, y cuidándonos en ese proceso.
La psicóloga Angela Duckworth, conocida por su trabajo en la teoría de la “grit” (palabra del inglés que significa, en este contexto, perseverancia y pasión a largo plazo), en una publicación de 2016, piensa que “el enfoque en ser híperhumano nos permite reconocer que el éxito no es solo un resultado, sino un proceso que involucra la autenticidad y la empatía”.
Su trabajo sugiere que esta cualidad de la constancia y perseverancia combinadas es un indicador clave del éxito, y las considera más relevantes que el talento o la inteligencia. Al mismo tiempo, indica que no implica dejar de lado el autocuidado personal y establecer límites saludables mientras se alcanzan los logros que se deseen.
El coraje de ser imperfectos
Desde su línea de pensamiento, la investigadora Brené Brown, conocida mundialmente por sus estudios sobre la vulnerabilidad, piensa que “ser híperhumano significa tener el coraje de ser imperfecto y abrazar nuestras imperfecciones” (Brown, 2015). Desde su perspectiva, afirma que el mostrarnos tal como somos, nos vuelve más humanos y más cercanos, produciendo un efecto de empatía que sirve para consolidar las relaciones, la autoestima y una mayor dosis de autocompasión. “Jamás seremos perfectos; necesitamos abrazar la vulnerabilidad y está bien que así sea”, dice Brown.
Este mensaje es especialmente potente para quienes parecen vivir con una coraza y revistiéndose de todo tipo de capas para ocultar lo que sienten y lo que viven por dentro. La mala noticia es que, por algún lado, esta doble personalidad afecta la esencia del ser, y, en cierto momento, revelará el alto costo de vivir una vida fingida.
Dentro del extenso grupo de personas que viven aparentando una fortaleza intocable, y por dentro pagan sus consecuencias, se encuentran jefes a la antigua, verticalistas y con poco desarrollo personal, y líderes que componen su rol en base a una placa de amianto en su forma de actuar ante los demás: parece que nada los conmueve.
Por eso, ser hiperhumanos es, quizás, uno de los rasgos más sobresaliente de buenos líderes en esta evolución del mundo. Mi maestro y mentor John C. Maxwell, autor y experto considerado el N° 1 en liderazgo, sugiere que “los líderes híperhumanos inspiran a sus equipos al reconocer y valorar la humanidad en cada miembro. La autenticidad y la empatía son las claves para construir relaciones sólidas.”
Maxwell, que tiene presencia en 130 países con sus conferencias y entrenamientos, comenta decenas de anécdotas con los líderes más encumbrados de la industria, política, deporte y transformaciones sociales. Y reconoce que aquellos que tienen mejor conexión con su gente, son, precisamente, quienes saben expresar su vulnerabilidad, y no se consideran seres ‘especiales’ ni superhumanos.
Tres ideas para ser más híperhumanos al liderar y relacionarnos
Para comenzar a ser híperhumanos siendo igualmente fuertes y decididos, aquí hay tres ideas clave:
- Practicar la autenticidad. En lugar de ocultar nuestras debilidades o temores, compartirlos con valentía. Al ser auténticos, creamos conexiones más genuinas con los demás.
- Cultivar la empatía. Tomar el tiempo para comprender las perspectivas y sentimientos de los demás nos permite fortalecer nuestras relaciones y trabajar juntos de manera más efectiva. Esto incluye saber pedir ayuda a tiempo, contar con acompañamiento profesional y potenciar las fortalezas al máximo, para lograr una mejor expresión interna de cualquier aspecto de inseguridad que pudiese estar limitándote -más allá de aceptarlo y seguir trabajándolo-.
- Promover un equilibrio saludable. Reconocer que el rendimiento excepcional no debe ir en detrimento de nuestra salud física y mental. El autocuidado es esencial para mantener nuestra fortaleza a largo plazo.
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En un mundo que a menudo nos insta a alcanzar niveles sobrehumanos de éxito y rendimiento, la mentalidad de ser híperhumanos se alza como un faro de autenticidad y empatía. Al adoptarla, nos fortalecemos a nosotros mismos y también fortalecemos los lazos que nos unen como sociedad: en la familia, los grupos de amigos, de estudios, y en el mundo del trabajo.
(*) Daniel Colombo es facilitador y máster coach ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 31 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach certificado Miembro de John Maxwell Team. Twitter.