Cuando hay tendencia a pensar demasiado las opciones por miedo al error en la toma de una decisión, es fácil que en lugar de conseguir la seguridad necesaria, se caiga en el bloqueo que lleva a la parálisis.
“Todos podemos caer en la parálisis por análisis cuando tenemos que hacer algo que nos da miedo, que podría traernos consecuencias indeseadas, o que puede afectar a otras personas”, dice Ainoa Espejo, coach de vida personal.
El problema llega cuando por perfeccionismo o falta de decisión se continúa haciendo un análisis de las opciones sin parar, buscando una “falsa” seguridad que naturalmente nunca llega.
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“Generalmente, lo que hay detrás de este ciclón mental es el miedo a equivocarse, a las críticas, a no ser capaz, miedo a perder oportunidades, a defraudar a los demás, a hacer daño...”, recalca Espejo. Como dice la coach, esta emoción es totalmente natural y necesaria para la supervivencia: “Se trata de una respuesta fisiológica a un estímulo amenazante que puede poner en peligro, obliga a ser analítica, previsora y precavida, y en su punto justo te mantiene alerta para que se tengan en cuenta los posibles riesgos y amenazas para ponderar sabiamente las desventajas y beneficios de las decisiones”.
Cuando el miedo bloquea, lo que se está pretendiendo es mantener a salvo la zona de confort, lo conocido. Al cerebro no le suele gustar la incertidumbre ni la falta de control.
Algunos consejos para frenar la parálisis de análisis:
Francisco Sáez, estudioso de este fenómeno y apasionado de la productividad personal, recomienda dejar descansar el cerebro de ciertos temas, organizar y ordenar el pensamiento para tomar las ideas y que no se forme lío mental.
- Marcar una fecha límite en el calendario donde se ejecute la acción sí o sí.
- Prever lo que puede ocurrir si no se toma una decisión rápida.
- Mirar la situación desde otro punto de vista e imaginar a una persona que estuviese en la misma situación.
Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia, aclara que no existe una intervención válida para todos más que la de hacerse conscientes, atreverse a decidir, aprender a equivocarse y aprender a decidir para, finalmente, conseguir discernir entre lo que conviene y lo que no.
Las claves para facilitar la toma de decisiones son, según revela Asensio, “poner la razón al servicio del corazón” y “desempolvar la intuición”.