Se originaron en la Edad de Piedra, cuando se utilizaban para identificar grupos familiares y clases sociales. Hoy es una moda que manifiesta la libre forma de pensar.
Sin embargo, a pesar de los años transcurridos en la práctica de esta actividad, las tintas utilizadas para los tatuajes no están reguladas, lo que resulta en productos cuyos componentes son en gran medida un misterio.
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Ahora, los investigadores analizaron casi 100 tintas e informan que incluso cuando estos productos incluyen una etiqueta de ingredientes, las listas con frecuencia no son precisas.
“La idea de este proyecto surgió inicialmente porque estaba interesado en lo que sucede cuando se usa luz láser para eliminar tatuajes”, dice John Swierk, Ph.D., investigador principal del proyecto. “Pero luego me di cuenta de que, en realidad, se sabe muy poco sobre la composición de las tintas para tatuajes, así que comenzamos a analizar las marcas populares”.
Qué se sabe sobre la composición de la tinta para tatuajes
En su laboratorio, Swierk y los estudiantes universitarios entrevistaron a artistas del tatuaje para ver qué sabían sobre las tintas que usan en sus clientes. Los artistas podían identificar rápidamente una marca que preferían, pero no sabían mucho sobre su contenido.
“Sorprendentemente, ninguna tienda de tintes hace pigmento específico para la tinta del tatuaje”, explica Swierk. “Las grandes empresas fabrican pigmentos para todo, como pinturas y textiles. Estos mismos pigmentos se utilizan en las tintas de tatuajes”.
También señala que los artistas del tatuaje deben tener licencia en los lugares donde ejercen por razones de seguridad, sin embargo, ninguna agencia federal o local regula el contenido de las tintas en los EE.UU.
Las tintas para tatuajes contienen dos elementos:
- Un pigmento.
- Una solución portadora.
El pigmento podría ser un compuesto molecular como el azul; un compuesto sólido como el dióxido de titanio, que es blanco; o una combinación de los dos tipos de compuestos, como la tinta azul claro, que contiene tanto el pigmento azul molecular como el dióxido de titanio.
La solución portadora transporta el pigmento a la capa media de la piel y, por lo general, ayuda a que el pigmento sea más soluble. También puede controlar la viscosidad de la solución de tinta y, a veces, incluye un ingrediente antiinflamatorio.
El equipo de Swierk en la Universidad de Binghamton (Universidad Estatal de Nueva York) estuvo investigando el tamaño de partícula y la composición molecular de los pigmentos del tatuaje utilizando una variedad de técnicas como:
- Espectroscopia Raman, que utiliza la interacción de la luz con los enlaces químicos de una sustancia para determinar su estructura.
- Resonancia magnética nuclear.
- Microscopía electrónica.
A partir de estos análisis, confirmaron la presencia de ingredientes que no figuran en algunas etiquetas. Por ejemplo, en un caso el etanol no estaba en la lista, pero el análisis químico mostró que estaba presente. El equipo también pudo identificar qué pigmentos específicos están presentes en algunas tintas.
“Veintitres de las 56 tintas diferentes analizadas hasta la fecha sugieren que un tinte que contiene azoicos está presente”. Si bien no suponen un problema para la salud mientras se mantengan químicamente intactos, el Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés), organismo científico asesor de la Comisión Europea, advierte de que “las bacterias o la luz ultravioleta pueden degradarlos en otros compuestos a base de nitrógeno que es un carcinógeno potencial”.
Según el informe europeo Seguridad de los tatuajes y maquillaje permanente, los pigmentos azoicos, en algunos casos, pueden liberar aminas aromáticas, las cuales están vinculadas a la aparición de algunos tipos de cáncer como, por ejemplo, el de vejiga, y están destinadas a emplearse en las industrias de la goma, el aluminio y el textil.
Además, el equipo analizó 16 tintas utilizando microscopía electrónica, y aproximadamente la mitad contenía partículas menores de 100 nm. “Ese es un rango de tamaño preocupante”, dice Swierk. “Las partículas de este tamaño pueden atravesar la membrana celular y potencialmente causar daño”.
“Con estos datos, queremos que los consumidores y los artistas tomen decisiones informadas y entiendan qué tan precisa es la información proporcionada”, dice Swierk.