El autoliderazgo es el ejemplo de alguien que consigue sus objetivos. Una persona que supo desarrollar sus habilidades. La imagen es la de una persona segura, serena, consciente de su tarea y decidida a llevarla a cabo, rodeada de un equipo trabajando en armonía. Es posible reconocer a las personas autodirigidas, porque son personas motivadas, que logran sus objetivos y dejan huellas positivas en su entorno.
Para alcanzar esas cualidades, lo primero es ser consciente acerca de la responsabilidad de todo lo que le sucede a uno, tanto de las acciones, como de los resultados.
Hay que detenerse a pensar, preguntarse sobre cuáles son, en verdad, los sueños que se persiguen y cuál es el proyecto de vida. Cuando uno habla de autoliderazgo, se hace esos interrogantes para ordenar la mente, las emociones. También vale repasar: ¿Cuáles son mis fortalezas para alcanzar mis sueños? ¿Y mis debilidades? ¿Cómo me veo en 5, 10, 15 años?
La idea para poder crear cierto orden alrededor de un proyecto consiste, en primer lugar, en ordenarse a uno mismo, hacer que las acciones que se encaren coincidan realmente con los objetivos a mediano y largo plazo,
Las personas que son autodirigidas por lo general toman sus propias decisiones para alcanzar sus metas y objetivos. Es una habilidad propia de los empresarios, mentores y altos directivos, porque ellos, por lo general, son capaces de contar con una previsión ante varios escenarios, una correcta toma de decisiones y resolución de problemas.
Las personas que no tienen un fuerte sentido de esta cualidad tienden a sentir que no tienen el control de sí mismas, con frecuencia carecen de enfoque y se sienten abrumadas con facilidad.
El camino para poder sacar el máximo provecho de lo que se tiene radica en saber gestionar tiempo, recursos y esfuerzos.
Algunas sugerencias para lograrlo:
- Establecer un compromiso con uno mismo, poner entusiasmo y actitud positiva.
- Escuchar con mente abierta y utilizar el feedback para crecer.
- Crear planes y plazos: priorizar bien y organizar los recursos disponibles.
- Tener paciencia y constancia para alcanzar la meta.
- Asumir responsabilidades, y evitar culpar al prójimo.
- Construir las capacidades necesarias para reconocer y manejar las emociones y sentimientos.
- Buscar aliados, colaborar con terceros y delegar tareas.
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Tres preguntas que facilitan el planteamiento de objetivos:
- ¿Cuál es mi objetivo?
- ¿Qué obstáculos puedo encontrar?
- ¿Cómo voy a superar los obstáculos?
La capacidad de liderarse uno mismo, significa aceptar, comprender y enfrentarse a todos los defectos, limitaciones y miedos que se proyectan en uno. Implica autoconocimiento, autoestima, y también coherencia.
Si la persona sabe cuáles son sus sueños, si se tiene claro el proyecto de vida, hay que tomar el control de las acciones, ser positivos, escuchar, organizar, priorizar, desarrollar habilidades, gestionar las emociones y confiar en uno mismo porque será capaz de lograrlo.
(*) El doctor Juan Carlos Videla (M.P. 6.339) es médico especializado en emergencias. Empresario. Coach ontológico empresarial certificado internacionalmente en Newfield Consulting y formado como coach de equipos en la Escuela Europea de Coaching (EEC), en Londres, con el reconocido orador motivacional Tony Robbins. Miembro de la Asociación Internacional de Coaching (IAC), y en Coaching, Política y Poder con Juan Vera Gila.
