Es difícil reconocerlo, porque casi siempre proviene de alguien a quien se ama o en quien se confía. El chantaje emocional provoca en la víctima sentimientos de culpa y miedo, y una actitud de sumisión.
"Se juega mucho con la culpa. Las personas que están dentro de este círculo suelen reconocerlo tarde, es decir cuando hay mucho más que trabajar en consultorio", explica a Con Bienestar Eliana Álvarez, licenciada en Psicología (M.N. 68.245).
Las estrategias del que "chantajea" buscan que la víctima tenga miedo a enfrentarse a ellos y que, mediante la culpa, haga todo aquello que desean. Se da en una relación íntima y con carga afectiva, por ejemplo, padres, hijos, pareja y amigos íntimos.
"La presión de tener que responder lo que el otro me dice que haga, que diga o que sienta produce un vacío que puede manifestarse a través del cuerpo. Por ejemplo, con algún síntoma corporal relacionado con la angustia o la ansiedad, como puede ser un dolor en el pecho. Otros síntomas pueden ser: dolores de cabeza y musculares, insomnio, problemas digestivos, alteraciones dermatológicas y presión arterial alta.
La forma de detectar si uno es víctima de chantaje emocional, es identificando si algo de lo que se está haciendo no genera bienestar. Hay que preguntarse: "esto que estoy haciendo, ¿a mí me hace bien?", aconseja Álvarez.
El chantaje es una extorsión, una manipulación a la que se somete a alguien para obtener un beneficio o dinero. El chantajista emocional se dedica a manipular sentimientos.
"El que chantajea es una persona experimentada, le da siempre 'en la tecla': conoce y sabe cómo son las emociones de 'su víctima'", remarca la psicóloga. En cualquier caso la comunicación es esencial para que se puedan entender, y en este sentido, lo que hay que hacer es asumir la responsabilidad de los hechos, reconocer y aceptar el problema para luego encararlo.
El desarrollo mental libre de una persona nunca puede estar manipulado por otra. En la acción conocida popularmente como la de "llenar la cabeza" con órdenes, malos comentarios acerca de terceras personas o estímulos negativos se ve la hilacha del manipulador o del chantajista emocional del que hay que tomar distancia.