Nahiara, a sus 14 años, demostró ser una gran luchadora. Luego de ser diagnosticada con leucemia, el año pasado recibió un trasplante de médula ósea. Todo venía bien, hasta que su cuerpo comenzó a rechazar el procedimiento, causándole serios problemas en la piel.
"Su fisonomía es la de una nena de 11 años, es chiquitita. No se desarrolló todavía porque todo este proceso de su enfermedad lo atrasó", cuenta Ramón Parra, su padre, a Con Bienestar. Pese a todo, ella no baja los brazos, "está bien y sigue adelante", pero necesita ayuda.
Después de atravesar diversos procesos de quimioterapia, en septiembre de 2019, recibió de su hermana el trasplante de médula. Para septiembre, su cuerpo comenzó a rechazar el injerto contra huésped (EICH), una complicación frecuente de los trasplantes con células de donantes. Le hicieron estudios, salieron bien, y se volvieron a su casa en la provincia de Corrientes. Una vez allá, esta nueva enfermedad se reactivó.
La estamos llevando adelante, hasta no infectamos de COVID-19 y lo superamos.
Su piel volvió a reaccionar mal, pero en ese momento no pudieron volver a viajar hasta el hospital debido a las restricciones por la pandemia de coronavirus. "No sabíamos cómo trasladarnos y se brotó mucho", indica Ramón. Finalmente, y cuando la situación ya era de emergencia, pudieron ir a Buenos Aires, pero hoy su estadía es complicada.
Nahiara, sus dos hermanos y su papá, están todos hospedados, desde el 27 de abril, en un hotel pago por la provincia, en Parque Patricios. Todos los días a las nueve de la mañana viajan hacia el Hospital Garrahan para que los especialistas le realicen el tratamiento con rayos UV.
Este proceso que atraviesa requiere de una gran cantidad de cremas hidratantes que contengan vitaminas A y D, que, según le dijeron a su padre, deberá usarlas "de por vida". Y ese es uno de los máximos pedidos, pero no el único. De ése, se desprende otra necesidad de la familia: ayuda económica.
Nahiara ganó muchas batallas. Ganó todo lo que concierne a la quimioterapia y el tratamiento, que no fue nada fácil.
"Estamos a la deriva acá en Buenos Aires y tenemos para rato", agrega el papá. Además, explica que, como mínimo, necesitan tres meses de tratamiento para que puedan volver a su casa en Corrientes. Aunque, hasta que no se le mejore la piel al 100 por ciento, no podrán retornar.
Pero esa espera acá no es fácil. Ramón resalta que su necesidad se centra en conseguir fondos "para poder subsistir todo este tiempo, para comprar carne, verduras, cremas". El día a día se les está haciendo cuesta arriba.
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Como si no fuera poco, la familia -incluida Nahiara- se contagió de COVID-19. "Pero le ganamos", asegura. El único síntoma que tuvieron fue la pérdida de olfato y gusto por dos o tres días, nada más. Estuvieron internados en el Garrahan 30 días.
"Económicamente. no tenemos recursos ni efectivo para subsistir. Abrimos una cuenta CBU y todo, pero es poca la respuesta que tenemos", señala. Ya recibieron algunas cremas y distintos productos que la gente dona al hotel, ya que saben que quienes se hospedan son chicos trasplantados y operados, "la mayoría de cáncer".
Con respecto a la leucemia, se encuentra en instancia de "mantenimiento", con medicamentos y cremas. La intención del tratamiento de EICH es que el cuerpo de Nahiara acepte el trasplante de su hermana. Este rechazo se produce porque su sistema inmunitario ve como poco familiar al injerto y busca eliminarlo.
Para ayudar a Nahiara
Comunicarse con Ramón, su padre al: 11-6799-6421
